SANTA MARTINA
Virgen y mártir
Semidoble
(ornamentos encarnados)
Nadie puede servir a dos señores.
(Mateo 6, 24)
Epístola
Te glorificaré, oh Señor y Rey; a Ti alabaré, oh Dios Salvador mío. Gracias tributaré a tu nombre, porque has sido mi auxiliador y mi protector. Y has librado mi cuerpo de la perdición, del lazo tendido por la lengua maligna y de los labios que urden la mentira; y delante de mis acusadores te has manifestado mi defensor. Por tu gran misericordia, de la cual tomas nombre, me has librado de los que rugían, ya prontos a devorarme; de las manos de aquellos que buscaban cómo quitarme la vida, y del tropel de tribulaciones que me cercaron; de la violencia de las llamas entre las cuales me vi encerrado y en cuyo fuego no fui abrasado; del profundo seno del infierno, de los labios impuros, del falso testimonio; de un rey inicuo y de la lengua injusta. Mi alma alabará al Señor hasta la muerte; y cómo salvas, Señor a los que en Ti esperan, y los libras de las naciones.
Eclesiástico LI, 1-8/12-12
Evangelio
En aquel tiempo: Dijo Jesús a sus discípulos la siguiente parábola: “El reino de los cielos será semejante a diez vírgenes, que tomaron sus lámparas y salieron al encuentro del esposo. Cinco de entre ellas eran necias, y cinco prudentes. Las necias, al tomar sus lámparas, no tomaron aceite consigo, mientras que las prudentes tomaron aceite en sus frascos, además de sus lámparas. Como el esposo tardaba, todas sintieron sueño y se durmieron. Mas a medianoche se oyó un grito: ‘¡He aquí al esposo! ¡Salid a su encuentro!’ Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas. Mas las necias dijeron a las prudentes: ‘Dadnos de vuestro aceite, porque nuestras lámparas se apagan’. Replicaron las prudentes y dijeron: ‘No sea que no alcance para nosotras y para vosotras; id más bien a los vendedores y comprad para vosotras’. Mientras ellas iban a comprar, llegó el esposo; y las que estaban prontas, entraron con él a las bodas, y se cerró la puerta. Después llegaron las otras vírgenes y dijeron: ‘¡Señor, señor, ábrenos!’. Pero él respondió y dijo: ‘En verdad, os digo, no os conozco’. Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora”.
Mateo XXV, 1-13
Visto en: Santo Evangelio del Día (https://santoevangeliodia.blogspot.com/)