Martirologio Romano: 20 de abril

Martirologio romano

En Roma, santos Sulpicio y Serviliano, mártires, convertidos a la fe de Jesucristo por las exhortaciones de santa Domitila, virgen, a quienes por no querer sacrificar a los ídolos mandó cortar la cabeza el prefecto de la ciudad Ariano durante la persecución de Trajano. Fueron enterrados en el segundo miliario de la Vía Latina.

El mismo día, los santos Víctor, Zótico, Zenón, Acidino, Cesáreo, Severiano, Crisóforo, Teonas y Antonino, los cuales, después de varios tormentos, consumaron su martirio en tiempo de Diocleciano.

En Teomes de Escitia, san Teótimo, obispo, que por su santidad y milagros se hizo venerar hasta de los bárbaros infieles.

En Roma, san Aniceto, papa, que recibió fraternalmente como huésped insigne a san Policarpo, para tratar juntos acerca de la fecha de la Pascua.

En Constantinopla, san Teodoro, que fue llamado “Triquino” por el áspero cilicio con que se cubría, y condujo una admirable existencia en la soledad. Fue esclarecido en milagros, cuya virtud se ejercían principalmente contra los demonios; de su cuerpo mana un bálsamo que da salud a los enfermos.

En Córdoba, en la Hispania Bética, san Secundino, mártir. Mártir en Córdoba, durante la persecución de Diocleciano.

En Embrún, en la Galia, san Marcelino, primer obispo de esta ciudad, el cual, oriundo de África por inspiración divina con sus compañeros san Vicente y san Domnino, convirtió a la fe de Cristo la mayor parte de la población de los Alpes Marítimos, siendo ordenado obispo por san Eusebio de Vercelli.

En Aujerre, san Mariano, presbítero.

En Antioquía de Siria, san Anastasio, obispo y mártir, que durante el reinado del emperador Focas fue asesinado cruelmente por unos sicarios.

En Auxerre, en la Galia Lugdunense, san Marciano, monje.

En la región de Laurino, cerca de Pesto, en la Campania, santa Heliena, virgen, la cual, consolidada en el seguimiento de Cristo, abrazó una vida solitaria, en la que sirvió constantemente a Dios en las necesidades de los religiosos y de los enfermos.

En Osnabrück, en Sajonia, san Vihón, obispo, que siendo oriundo de Frisia, fue enviado por el emperador Carlomagno como abad para evangelizar la región y, ordenado obispo de esta Iglesia, tuvo que sufrir mucho por Cristo.

En Montepulciano, de la Toscana, santa Inés, virgen, fundadora y abadesa.

En Lancaster en Inglaterra, beatos Jaime Bell y Juan Finch, mártires: el primero, sacerdote, después de veinte años en otra confesión, la exhortación de una devota mujer le hizo reconciliarse con la Iglesia católica; el otro, padre de familia, campesino y catequista, por su fe sufrió durante muchos años la cárcel, el hambre y otros sufrimientos; ambos alcanzaron juntos el eterno gozo bajo la reina Isabel I.

Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.

R. Alabado y glorificado sea Dios eternamente.

 

Tomado de Cristo ¿Vuelve o no Vuelve? (https://vuelvecristo.blogspot.com/) y de Año Cristiano de Juan Croisset, S.J.

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