Martirologio romano
Los siete santos fundadores de la orden de Siervos de la bienaventurada Virgen María, confesores, cuya muerte se conmemora en sus días respectivos. En vida los asoció un espíritu de verdadera fraternidad, y después de muertos los unió el culto con que a todos juntos veneró el pueblo fiel, y el haberlos también canonizado a una el papa León XIII.
En África, san Damián, soldado y mártir.
En Cartago, los santos Modesto y Julián, mártires.
En Benevento, san Modesto, diácono y mártir.
En Alejandría, los santos infantes Modesto y Amonio, mártires.
En Barcelona de España, santa Eulalia, virgen, la cual, en el imperio de Diocleciano, habiendo sufrido el potro, las uñas aceradas y el fuego, por último, clavada en una cruz, recibió la gloriosa corona del martirio.
En Constantinopla, san Melecio, obispo de Antioquía, el cual, habiendo sufrido muchas veces el destierro, por defender la fe católica, al fin pasó al Señor en aquella ciudad. San Juan Crisóstomo y san Gregorio Niseno celebraron sus virtudes con grandísimos encomios.
También en Constantinopla, san Antonio, obispo, en tiempo del emperador León VI.
En Verona, san Gaudencio, obispo y confesor.
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Alabado y glorificado sea Dios eternamente.
Tomado de Cristo ¿Vuelve o no Vuelve? (https://vuelvecristo.blogspot.com/) y de Año Cristiano de Juan Croisset, S.J.