Martirologio romano
La Circuncisión de nuestro Señor Jesucristo y la Octava de su Natividad.
En Roma, el triunfo de santa Martina, virgen y mártir; que en el imperio de Alejandro, después de atormentada con diversos suplicios, finalmente degollada, consiguió la palma del martirio. Su fiesta se celebra el 30 de este mes.
En Cesarea de Capadocia, el tránsito de san Basilio, llamado el Grande, obispo, confesor y doctor de la Iglesia; el cual, en tiempo del emperador Valente, señalado en doctrina y sabiduría, y adornado de todas las virtudes, resplandeció maravillosamente y defendió con inexpugnable constancia la Iglesia, contra los arrianos y macedonianos. Su fiesta principal se celebra el 14 de junio, día en que fue consagrado obispo.
En el monte Senario de Etruria, el tránsito de san Bonfilio, confesor, uno de los siete fundadores de la Orden de Siervos de la bienaventurada Virgen María; el cual, como hubiese venerado sobre manera a la celestial Señora, fue por Ella de repente llamado al cielo. Su fiesta, junto, con la de sus compañeros, se celebra a 12 de febrero.
En Roma, san Almaquio, mártir; el cual, diciendo a los gentiles: “Hoy es el octavo día del nacimiento del Señor, dejad las supersticiones paganas y los sacrificios inmundos”, de orden de Alipio, prefecto de la ciudad, fue muerto por los gladiadores.
En Roma, asimismo, en la vía Apia, las coronas de treinta santos soldados mártires, imperando Diocleciano.
En Espoleto, san Concordio, presbítero y mártir, el cual, en los tiempos del emperador Antonino, primeramente apaleado, después suspendido en el potro y maltratado con dura prisión, donde le visitaron y consolaron los ángeles, terminó, por último, la vida al filo de la espada.
El mismo día, san Magno, mártir.
En África, san Fulgencio, obispo de la iglesia de Ruspe; el cual, durante la persecución vandálica, por la fe católica y su excelente doctrina, sufrió mucho de los arrianos y fue confinado a Cerdeña; mas, al cabo, permitiéndosele volver a su iglesia, esclarecido en la vida y en la predicación, descansó con santo fin.
En Chieti del Abruzo, el nacimiento para el cielo de san Justino, obispo de la misma ciudad, esclarecido en santidad de vida y milagros.
En territorio de Lyon, en un monasterio del monte Jura, san Eugendo, abad, cuya vida resplandeció llena de virtudes y milagros.
En Souvigny de Francia, san Odilón, abad de Cluny, el primero que mandó celebrar en los monasterios de su orden la conmemoración de todos los Fieles Difuntos, el día siguiente a la festividad de todos los Santos; rito que aprobó y recibió después la Iglesia universal.
En Alejandría, el tránsito de santa Eufrosina, virgen, la cual resplandeció en el monasterio con la virtud de la abstinencia y con milagros.
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Alabado y glorificado sea Dios eternamente.
Tomado de Cristo ¿Vuelve o no Vuelve? (https://vuelvecristo.blogspot.com/) y de Año Cristiano de Juan Croisset, S.J.