SÁBADO DE PASIÓN
Simple
(ornamentos morados)
Me invocareis y os escucharé benignamente:
y os haré volver de todos los lugares
de vuestro cautiverio
(Jeremías XIX, 14)
Lección
En aquellos días dijeron entre sí los judíos impíos: Venid, y maquinemos planes contra el justo: porque no faltará la ley del sacerdote, ni el consejo del sabio, ni la palabra del profeta: venid, e hirámosle con la lengua, y no consideremos todas sus palabras. Atiéndeme, Señor, y oye la voz de mis adversarios. ¿Acaso he devuelto mal por bien para que cavaran un hoyo contra mi vida? Acuérdate de que he estado en tu presencia, para hablar bien por ellos, y para apartar de ellos tu indignación. Por eso, entrega sus hijos al hambre, y hazlos pasar por la espada: queden sin hijos y viudas sus mujeres: y perezcan con muerte sus maridos: sus jóvenes sean cosidos por la espada en la batalla. Óigase el clamor de sus casas: porque lanzarás bruscamente sobre ellos al salteador: porque cavaron un hoyo, para cazarme, y escondieron lazos para mis pies. Pero tú, Señor, conoces todas sus maquinaciones de muerte contra mí: no perdones su iniquidad, y no se borre su pecado de tu cara: caigan derribados en tu presencia, extermínalos en el tiempo de tu furor, Señor Dios nuestro.
Jeremías XVIII, 18-23
Evangelio
En aquel tiempo los príncipes de los sacerdotes pensaron matar a Lázaro: porque, por su causa, se apartaban muchos, judíos, y creían en Jesús. Y al día siguiente, una gran turba, que había venido a la fiesta, cuando oyeron que venía Jesús a Jerusalén, empuñaron ramos de palmeras, y le salieron al encuentro, y clamaban: “¡Hosanna! ¡Bendito sea el que viene en nombre del Señor, el rey de Israel!”. Y encontró Jesús un asnillo, y se sentó sobre él, como está escrito: “He aquí a tu Rey, que viene sentado sobre la cría de un asna”. Esto no lo entendieron entonces los discípulos: pero, cuando fue glorificado Jesús, se acordaron de que estas cosas estaban escritas de Él y de que le hicieron estas cosas. Y la gente que estaba con Él, cuando llamó a Lázaro del sepulcro y le resucitó de entre los muertos, daba testimonio de ello. Por eso le salió al encuentro la turba: porque oyeron que había hecho este milagro. Dijeron entonces los fariseos entre sí: “¿Veis cómo no adelantamos nada? Todo el mundo se va detrás de Él”. Y había algunos gentiles, de los que habían subido a rezar en el día de la fiesta. Estos, pues, se acercaron a Felipe, que era de Betsaida de Galilea, y le rogaron, diciendo: “Señor, queremos ver a Jesús”. Fue Felipe, y se lo dijo a Andrés: Andrés y Felipe se lo dijeron después a Jesús. Y Jesús les respondió, diciendo: “Ha llegado la hora de que el Hijo del hombre sea glorificado. En verdad, en verdad os digo. Si el grano de trigo no cayere en tierra, y no muriere, quedará él solo: pero, si muriere, dará mucho fruto. El que ama su vida, la perderá; y, el que odia su vida en este mundo, la guarda para la vida eterna. El que me sirva a mí, que me siga: y, donde yo esté, esté también allí mi servidor. Al que me sirviere a mí, le honrará mi Padre. Ahora mi alma está turbada. Y ¿qué diré? Padre, sálvame de esta hora. Pero he venido por esta hora. Padre, glorifica tu nombre”. Y bajó una voz del cielo: “Le he glorificado, y le glorificaré otra vez”. Y la turba que estaba presente y que había oído decía que había sonado un trueno. Otros decían: “Le ha hablado un Ángel”. Respondió Jesús, y dijo: “Esta voz no ha sido por mí, sino por vosotros. Ahora es el juicio del mundo: ahora será arrojado fuera el príncipe de este mundo. Y yo, si fuere levantado de la tierra, lo atraeré todo hacia mí (Decía esto, aludiendo a la muerte con que había de morir)”. Respondiole la turba: “Nosotros sabemos por la Ley que el Cristo permanece para siempre: y ¿cómo dices tú: ‘Es necesario que el Hijo del hombre sea levantado? ¿Quién es ese Hijo del hombre?’”. Díjoles entonces Jesús: “Todavía hay un poco de luz en vosotros. Caminad mientras tenéis luz, para que no os envuelvan las tinieblas: porque, el que anda en tinieblas, no sabe a dónde va. Mientras tenéis luz, creed en la luz, para que seáis hijo de la luz”. Esto dijo Jesús: y se fue, y se escondió de ellos.
Juan XII, 10-36
Visto en: Santo Evangelio del Día (https://santoevangeliodia.blogspot.com/)