SAN NICOLÁS DE BARI
Obispo y confesor
Doble
(ornamentos blancos)
Dejad a los niños, y no les impidáis venir a Mí;
porque de los que son como ellos es el reino de los cielos.
(Mateo 19, 14)
Epístola
Hermanos: Acordaos de vuestros prepósitos que os predicaron la Palabra de Dios. Considerad el fin de su vida e imitad su fe. Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos. No os dejéis llevar de acá para allá por doctrinas abigarradas y extrañas; mejor es corroborar el corazón con gracia y no con manjares, los cuales nunca aprovecharon a los que fueron tras ellos. Tenemos un altar del cual no tienen derecho a comer los que dan culto en el tabernáculo. Porque los cuerpos de aquellos animales, cuya sangre es introducida por el Sumo Sacerdote en el santuario (como sacrificio) por el pecado, son quemados fuera del campamento. Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo con su propia sangre, padeció fuera de la puerta. Salgamos, pues, a Él fuera del campamento, llevando su oprobio. Porque aquí no tenemos ciudad permanente, sino que buscamos la futura. Ofrezcamos a Dios por medio de Él un continuo sacrificio de alabanza, esto es, el fruto de los labios que bendicen su Nombre. Y del bien hacer, y de la mutua asistencia, no os olvidéis; en sacrificios tales se complace Dios. Obedeced a vuestros prepósitos y sujetaos, porque velan por vuestras almas como quienes han de dar cuenta, a fin de que lo hagan con alegría y no con pena, pues esto no os sería provechoso.
Hebreos XIII, 7-17
Evangelio
En aquel tiempo. Dijo Jesús a sus discípulos la siguiente parábola: Es como un hombre, que al hacer un viaje a otro país, llamó a sus siervos, y les encomendó sus haberes. A uno dio cinco talentos, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego partió. En seguida, el que había recibido cinco talentos se fue a negociar con ellos, y ganó otros cinco. Igualmente el de los dos, ganó otros dos. Mas el que había recibido uno, se fue a hacer un hoyo en la tierra, y escondió allí el dinero de su señor. Al cabo de mucho tiempo, volvió el señor de aquellos siervos, y ajustó cuentas con ellos. Presentándose el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco, y dijo: “Señor, cinco talentos me entregaste; mira, otros cinco gane”. Díjole su señor: “¡Bien! siervo bueno y fiel; en lo poco has sido fiel, te pondré al frente de lo mucho; entra en el gozo de tu señor”. A su turno, el de los dos talentos, se presentó y dijo: “Señor, dos talentos me entregaste; mira, otros dos gané”. Díjole su señor: “¡Bien! siervo bueno y fiel; en lo poco has sido fiel, te pondré al frente de lo mucho; entra en el gozo de tu señor”.
Mateo XXV, 14-23
Visto en: Santo Evangelio del Día (https://santoevangeliodia.blogspot.com/)