Santo Evangelio del Día: 5 de diciembre

Diciembre 5

SAN SABAS
Abad

Simple
(ornamentos blancos)

Bien sé de quién me he fiado,
y estoy cierto de que es poderoso para conservar
mi depósito hasta aquel día.

(2 Timoteo 1, 12)

Epístola

Hermanos: Os exhortamos a que no recibáis en vano la gracia de Dios. Pues dice él: En el tiempo favorable te escuché y en el día de salvación te ayudé. Mirad ahora el momento favorable; mirad ahora el día de salvación. A nadie damos ocasión alguna de tropiezo, para que no se haga mofa del ministerio, antes bien, nos recomendamos en todo como ministros de Dios: con mucha constancia en tribulaciones, necesidades, angustias; en azotes, cárceles, sediciones; en fatigas, desvelos, ayunos; en pureza, ciencia, paciencia, bondad; en el Espíritu Santo, en caridad sincera, en la palabra de verdad, en el poder de Dios; mediante las armas de la justicia: las de la derecha y las de la izquierda; en gloria e ignominia, en calumnia y en buena fama; tenidos por impostores, siendo veraces; como desconocidos, aunque bien conocidos; como quienes están a la muerte, pero vivos; como castigados, aunque no condenados a muerte; como tristes, pero siempre alegres; como pobres, aunque enriquecemos a muchos; como quienes nada tienen, aunque todo lo poseemos.

II Corintios VI, 1-10

Evangelio

En aquel tiempo: Fue Jesús conducido al desierto por el Espíritu, para que fuese tentado por el diablo. Ayunó cuarenta días y cuarenta noches, después de lo cual tuvo hambre. Entonces el tentador se aproximó y le dijo: “Si Tú eres el Hijo de Dios, manda que estas piedras se vuelvan panes”. Mas Él replicó y dijo: “Está escrito: ‘No de pan sólo vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios’”. Entonces lo llevó el diablo a la Ciudad Santa y lo puso sobre el pináculo del Templo; y le dijo: “Si Tú eres el Hijo de Dios, échate abajo, porque está escrito: ‘Él dará órdenes a sus ángeles acerca de Ti, y te llevarán en palmas, para que no lastimes tu pie contra alguna piedra’”. Respondiole Jesús: “También está escrito: ‘No tentarás al Señor tu Dios’”. De nuevo le llevó el diablo a una montaña muy alta, y mostrándole todos los reinos del mundo y su gloria, le dijo: “Yo te daré todo esto si postrándote me adoras”. Entonces Jesús le dijo: “Vete, Satanás, porque está escrito: ‘Adorarás al Señor tu Dios, y a Él sólo servirás’”. Dejole entonces el diablo, y he aquí que ángeles se acercaron para servirle.

Mateo IV, 1-11

Catena Aurea

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 13,1

Cualquiera que seas, por grandes que sean las tentaciones que sufras después del bautismo, no te turbes por ello, más bien permanece firme. Pues has recibido las armas para combatir, no para estar ocioso. Y esa es la razón por la que Dios no te exceptúa de las tentaciones. Primero, para que te des cuenta que ahora eres mucho más fuerte. Segundo, para que te mantengas en moderación y humildad y no te engrías por la grandeza de los dones recibidos. Tercero, para que el demonio que acaso duda si realmente lo has abandonado, por la prueba de las tentaciones, puede tener seguridad de que te has apartado de él. Cuarto, la resistencia te hace más fuerte que el hierro mejor templado. Quinto, las tentaciones te dan la mejor prueba de los preciosos tesoros que se te han confiado. Pues, si no hubiera visto el diablo que estás ahora constituido en más alto honor y altura, no te tentaría.

San León Magno, sermones, 39,3

De donde venció al tentador con testimonios de la ley, no con potestad de valor para honrar en esto más al hombre y castigar más a su enemigo. Lo hizo con el fin de que el enemigo del género humano no sólo fuese vencido por Él como Dios, sino como hombre. De donde se sigue: Él cual respondiendo le dijo: “Está escrito: No de sólo pan vive el hombre, sino de toda palabra que procede de Dios”.

Rábano

Debe observarse que, aun cuando Nuestro Salvador permitiese al diablo que le pusiese sobre el pináculo del templo, sin embargo, no quiso descender a su dominio, dándonos ejemplo para que cuando alguno nos inste a subir por el camino estrecho de la verdad, obedezcamos; pero que si alguno quiere precipitarnos de la altura de la verdad y de la virtud a los abismos del error y de los vicios, no lo oigamos.

San Agustín, de civitate Dei, 10,1

Con el nombre de servidumbre se entiende el culto debido al Señor. Nuestros expositores llaman latría al culto divino, cualquiera que sea el lugar de las Sagradas Escrituras, en donde encuentran la palabra servidumbre. Pero aquella servidumbre que se debe a los hombres, según lo que preceptúa el apóstol (Tit 2,9), diciendo que los siervos deben estar sometidos a sus señores, se traduce en griego por la palabra dulía, pero latría (o siempre, o con tanta frecuencia como casi siempre), se llama a la servidumbre que pertenece al culto de Dios.

 

Visto en: Santo Evangelio del Día (https://santoevangeliodia.blogspot.com/)

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