SAN ANDRÉS
Apóstol
Doble de segunda clase
(ornamentos encarnados)
Líbreme Dios de gloriarme,
sino en la cruz de Nuestro Señor Jesucristo.
(Gálatas 6, 14)
Epístola
Hermanos: Con el corazón se cree para conseguir la justicia, y con la boca se confiesa para conseguir la salvación. Porque dice la Escritura: Todo el que crea en él no será confundido. Que no hay distinción entre judío y griego, pues uno mismo es el Señor de todos, rico para todos los que le invocan. Pues todo el que invoque el nombre del Señor se salvará. Pero ¿cómo invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Cómo creerán en aquel a quien no han oído? ¿Cómo oirán sin que se les predique? Y ¿cómo predicarán si no son enviados? Como dice la Escritura: ¡Cuán hermosos los pies de los que anuncian el bien! Pero no todos obedecieron a la Buena Nueva. Porque Isaías dice: ¡Señor!, ¿quién ha creído a nuestra predicación? Por tanto, la fe viene de la predicación, y la predicación, por la Palabra de Cristo. Y pregunto yo: ¿Es que no han oído? ¡Cierto que sí! Por toda la tierra se ha difundido su voz y hasta los confines de la tierra sus palabras.
Romanos X, 10-18
Evangelio
En aquel tiempo: Caminaba Jesús por la ribera del mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón el llamado Pedro y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar, pues eran pescadores, y díjoles: “Venid en pos de Mí y os haré pescadores de hombres”. Al instante, dejando las redes, le siguieron. Pasando adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago hijo de Zebedeo y Juan su hermano, en su barca con Zebedeo su padre, que estaban arreglando sus redes, y los llamó. Ellos al punto, abandonando la barca y a su padre, le siguieron.
Mateo IV, 18-22
Visto en: Santo Evangelio del Día (https://santoevangeliodia.blogspot.com/)