Santo Evangelio del Día: 26 de octubre

Octubre 27

VIGILIA DE SAN SIMÓN Y SAN JUDAS TADEO
Apóstoles

Simple
(ornamentos morados)

Como vosotros no sois del mundo,
sino que os entresaqué yo del mundo,
por eso el mundo os aborrece.
(Juan 15, 19)

Epístola

Esto dice el Señor Dios: He aquí que yo mismo cuidaré de mi rebaño y velaré por él. Como un pastor vela por su rebaño cuando se encuentra en medio de sus ovejas dispersas, así velaré yo por mis ovejas. Las recobraré de todos los lugares donde se habían dispersado en día de nubes y brumas. Las sacaré de en medio de los pueblos, las reuniré de los países, y las llevaré de nuevo a su suelo. Las pastorearé por los montes de Israel, por los barrancos y por todos los poblados de esta tierra. Las apacentaré en buenos pastos, y su majada estará en los montes de la excelsa Israel. Allí reposarán en buena majada; y pacerán pingües pastos por los montes de Israel. Yo mismo apacentaré mis ovejas y yo las llevaré a reposar, oráculo del Señor Dios. Buscaré la oveja perdida, tornaré a la descarriada, curaré a la herida, confortaré a la enferma; pero a la que está gorda y robusta la exterminaré: las pastorearé con justicia.

Ezequiel XXXVIII, 11-16

Evangelio

En aquel tiempo: Tomando Jesús consigo a los Doce, les dijo: “Mirad que subimos a Jerusalén, y se cumplirá todo lo que los profetas escribieron para el Hijo del hombre; pues será entregado a los gentiles, y será objeto de burlas, insultado y escupido; y después de azotarle le matarán, y al tercer día resucitará”. Ellos nada de esto comprendieron; estas palabras les quedaban ocultas y no entendían lo que decía. Sucedió que, al acercarse él a Jericó, estaba un ciego sentado junto al camino pidiendo limosna; al oír que pasaba gente, preguntó qué era aquello. Le informaron que pasaba Jesús el Nazareno y empezó a gritar, diciendo: “¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!”. Los que iban delante le increpaban para que se callara, pero él gritaba mucho más: “¡Hijo de David, ten compasión de mí!”. Jesús se detuvo, y mandó que se lo trajeran y, cuando se hubo acercado, le preguntó: “¿Qué quieres que te haga?”. Él dijo: “¡Señor, que vea!”. Jesús le dijo: “Ve. Tu fe te ha salvado”. Y al instante recobró la vista, y le seguía glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al verlo, alabó a Dios.

Lucas XVIII, 31-43

Visto en: Santo Evangelio del Día (https://santoevangeliodia.blogspot.com/)

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