VIERNES DENTRO DE LA SEGUNDA SEMANA DE CUARESMA
Simple
(ornamentos morados)
“Señor, nos salvarás y nos preservarás por
siempre de esta generación”
(Salmos XI, 8)
Epístola
En aquellos días Dijo José a sus hermanos: “Escuchad este sueño que he soñado. Estábamos atando gavillas en el campo, y vi cómo se levantaba mi gavilla y se mantenía derecha, mientras que vuestras gavillas la rodeaban, y se postraban ante mi gavilla.” Le dijeron sus hermanos: “¿Quieres acaso reinar sobre nosotros o dominarnos por completo?” De modo que le odiaron aún más a causa de sus sueños y sus palabras. Tuvo, además otro sueño, y lo contó a sus hermanos diciendo: “Mirad, he tenido otro sueño más: el sol y la luna y once estrellas se postraban delante de mí.” Lo contó a su padre y a sus hermanos, por lo cual su padre le reprendió, diciendo: “¿Qué sueño es éste que has soñado? ¿Debemos acaso venir, yo y tu madre y tus hermanos, y postrarnos en tierra delante de ti?” Y sus hermanos le tenían envidia, mas su padre reflexionaba sobre lo sucedido. Los hermanos de José fueron a apacentar los rebaños de su padre en Siquem, y dijo Israel a José: “¿No están tus hermanos pastoreando en Siquem? Ven, que te enviaré a donde ellos están.” Le respondió: “Heme aquí.” Y dijo: “Anda, y ve cómo están tus hermanos y cómo se halla el ganado, y tráeme noticias.” Así le envió desde el valle de Hebrón, y (José) se fue a Siquem. Y cuando andaba errante por el campo le encontró un hombre, el cual le preguntó: “¿Qué estás buscando?” Contestó: “Busco a mis hermanos; dime por favor, dónde están pastoreando.” Dijo el hombre; “Se han ido de aquí, pues les oí decir: ‘Vamos a Dotain’.” Con esto se marchó José en busca de sus hermanos, y los halló en Dotain. Cuando ellos le vieron desde lejos, ya antes que llegase a ellos, buscaron cómo matarle dolosamente, diciéndose uno a otro: “Mirad, ahí viene ese soñador. Vamos a matarle y arrojarle en una de estas cisternas; y diremos que una fiera lo ha devorado; entonces veremos qué será de sus sueños.” Rubén, que oyó esto, trató de librarlo de sus manos, diciendo: “No le quitemos la vida.” Y los exhortó Rubén: “No derraméis sangre; arrojadlo en esta cisterna que está en el desierto, mas no pongáis en él la mano”, (esto decía) para librarlo de su mano, a fin de devolverlo a su padre.
Génesis XXXVII, 6-22
Evangelio
En aquel tiempo: Dijo Jesús a los príncipes de los sacerdotes y a las turbas de los judíos “Escuchad otra parábola. Había un dueño de casa, que plantó una viña, la rodeó de una cerca, cavó en ella un lagar y edificó una torre; después, la arrendó a unos viñadores, y se fue a otro país. Cuando llegó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los viñadores para recibir los frutos suyos. Pero los viñadores agarraron a los siervos, apalearon a éste, mataron a aquél, lapidaron a otro. Entonces envió otros siervos en mayor número que los primeros; y los trataron de la misma manera. Finalmente les envió su hijo, diciendo: ‘Respetarán a mi hijo’. Pero los viñadores, viendo al hijo, se dijeron entre sí: ‘Éste es el heredero. Venid, matémoslo, y nos quedaremos con su herencia’. Lo agarraron, lo sacaron fuera de la viña y lo mataron. Cuando vuelva pues el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos viñadores?” Dijeron: “Hará perecer sin piedad a estos miserables, y arrendará la viña a otros viñadores, que le paguen los frutos a su tiempo”. Y díjoles Jesús: “¿No habéis leído nunca en las Escrituras: ‘La piedra que desecharon los que edificaban, esa ha venido a ser cabeza de esquina; el Señor es quien hizo esto, y es un prodigio a nuestros ojos?’. Por eso os digo: El reino de Dios os será quitado, y dado a gente que rinda sus frutos. Y quien cayere sobre esta piedra, se hará pedazos; y a aquel sobre quien ella cayere, lo hará polvo”. Los sumos sacerdotes y los fariseos, oyendo sus parábolas, comprendieron que de ellos hablaba. Y trataban de prenderlo, pero temían a las multitudes porque éstas lo tenían por profeta.
Mateo XXI, 33-46
Visto en: Santo Evangelio del Día (https://santoevangeliodia.blogspot.com/)