Santo Evangelio del Día: 20 de marzo

Sábado IV Cuaresma

SÁBADO DESPUÉS DE LA DOMÍNICA IV DE CUARESMA

Simple
(ornamentos morados)

“El Señor se ha hecho en mi fortaleza;
es mi refugio y libertador y en él esperaré”.

(Salmos XVII, 3)

 

Epístola

Así dice el Señor: “Al tiempo de la gracia te escucho, y en el día de la salvación vengo a auxiliarte; Yo te he constituido y puesto por alianza del pueblo, a fin de restaurar el país y repartir las heredades desoladas; a fin de decir a los cautivos: ‘Salid’, y a los que están en tinieblas: ‘Venid a la luz’. En el camino encontrarán con qué alimentarse, y sobre todos los cerros (hallarán) su pasto. No tendrán hambre ni sed, no les molestará viento solano ni sol; porque los conducirá Aquel que de ellos se ha apiadado, y a manantiales de agua los llevará. Convertiré en caminos todos mis montes, y mis calzadas se alzarán. Mira cómo vienen de lejos; éstos del norte y del oeste, y aquéllos de la tierra de Sinim”. Cantad, oh cielos, y tú, oh tierra, salta de gozo; prorrumpid en júbilo, oh montañas; porque el Señor consuela a su pueblo, y tiene compasión de sus pobres. Dijo Sión: “El Señor me ha abandonado, el Señor se ha olvidado de mí.” ¿Puede acaso la mujer olvidarse del niño de su pecho, sin compadecerse del hijo de sus entrañas? Y aun cuando ella pudiera olvidarle, Yo no me olvidaría de ti.

Isaías XLIX, 8-15

Evangelio

En aquel tiempo: Jesús habló a las turbas de los judíos diciendo les habló otra vez, y dijo: “Yo soy la luz del mundo. El que me siga, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”. Le dijeron, entonces, los fariseos: “Tú te das testimonio a Ti mismo; tu testimonio no es verdadero”. Jesús les respondió y dijo: “Aunque Yo doy testimonio de Mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de dónde vengo y adónde voy; mas vosotros no sabéis de dónde vengo ni adónde voy. Vosotros juzgáis carnalmente; Yo no juzgo a nadie; y si Yo juzgo, mi juicio es verdadero, porque no soy Yo solo, sino Yo y el Padre que me envió. Está escrito también en vuestra Ley que el testimonio de dos hombres es verdadero. Ahora bien, para dar testimonio de Mí, estoy Yo mismo y el Padre que me envió”. Ellos le dijeron: “¿Dónde está tu Padre?” Jesús respondió: “Vosotros no conocéis ni a Mí ni a mi Padre; si me conocieseis a Mí, conoceríais también a mi Padre”. Dijo esto junto al Tesoro, enseñando en el Templo. Y nadie se apoderó de Él, porque su hora no había llegado aún.

Juan VIII, 12-20

Visto en: Santo Evangelio del Día (https://santoevangeliodia.blogspot.com/)

Utilizamos cookies en nuestro sitio web

Por favor confirme que acepta nuestras cookies de seguimiento. También puede rechazar el seguimiento para que pueda seguir vistiando nuestro sitio web sin que ningún dato sea enviado a servicios de terceros.