SÁBADO DESPUÉS DE LA DOMÍNICA IV DE CUARESMA
Simple
(ornamentos morados)
“El Señor se ha hecho en mi fortaleza;
es mi refugio y libertador y en él esperaré”.
(Salmos XVII, 3)
Epístola
Así dice el Señor: “Al tiempo de la gracia te escucho, y en el día de la salvación vengo a auxiliarte; Yo te he constituido y puesto por alianza del pueblo, a fin de restaurar el país y repartir las heredades desoladas; a fin de decir a los cautivos: ‘Salid’, y a los que están en tinieblas: ‘Venid a la luz’. En el camino encontrarán con qué alimentarse, y sobre todos los cerros (hallarán) su pasto. No tendrán hambre ni sed, no les molestará viento solano ni sol; porque los conducirá Aquel que de ellos se ha apiadado, y a manantiales de agua los llevará. Convertiré en caminos todos mis montes, y mis calzadas se alzarán. Mira cómo vienen de lejos; éstos del norte y del oeste, y aquéllos de la tierra de Sinim”. Cantad, oh cielos, y tú, oh tierra, salta de gozo; prorrumpid en júbilo, oh montañas; porque el Señor consuela a su pueblo, y tiene compasión de sus pobres. Dijo Sión: “El Señor me ha abandonado, el Señor se ha olvidado de mí.” ¿Puede acaso la mujer olvidarse del niño de su pecho, sin compadecerse del hijo de sus entrañas? Y aun cuando ella pudiera olvidarle, Yo no me olvidaría de ti.
Isaías XLIX, 8-15
Evangelio
En aquel tiempo: Jesús habló a las turbas de los judíos diciendo les habló otra vez, y dijo: “Yo soy la luz del mundo. El que me siga, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”. Le dijeron, entonces, los fariseos: “Tú te das testimonio a Ti mismo; tu testimonio no es verdadero”. Jesús les respondió y dijo: “Aunque Yo doy testimonio de Mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de dónde vengo y adónde voy; mas vosotros no sabéis de dónde vengo ni adónde voy. Vosotros juzgáis carnalmente; Yo no juzgo a nadie; y si Yo juzgo, mi juicio es verdadero, porque no soy Yo solo, sino Yo y el Padre que me envió. Está escrito también en vuestra Ley que el testimonio de dos hombres es verdadero. Ahora bien, para dar testimonio de Mí, estoy Yo mismo y el Padre que me envió”. Ellos le dijeron: “¿Dónde está tu Padre?” Jesús respondió: “Vosotros no conocéis ni a Mí ni a mi Padre; si me conocieseis a Mí, conoceríais también a mi Padre”. Dijo esto junto al Tesoro, enseñando en el Templo. Y nadie se apoderó de Él, porque su hora no había llegado aún.
Juan VIII, 12-20
Visto en: Santo Evangelio del Día (https://santoevangeliodia.blogspot.com/)