Santo Evangelio del Día: 11 de marzo

Viernes Témporas de Cuaresma

VIERNES DE LAS TÉMPORAS DE CUARESMA

Simple
(ornamentos morados)

Salva, Dios mío, a tu siervo que en ti espera,
Señor, presta oídos a mi oración”.
(Salmos XXIV, 18)

Lección

Esto dice el Señor Dios. El alma que pecare, ésa morirá: el hijo no pagará la iniquidad del padre, y el padre no pagará la iniquidad del hijo: la justicia del justo a él se le imputará, y la impiedad del impío sobre éste recaerá. Mas, si el impío hiciere penitencia de todos los pecados que cometió, y guardare todos mis preceptos, e hiciere juicio y justicia, vivirá de veras, y no morirá. Me olvidaré de todas las iniquidades que cometió: vivirá en la justicia que obró. ¿Acaso es mi voluntad la muerte del impío, dice el Señor Dios y no el que se convierta de sus caminos, y viva? Mas, si el justo se apartare de su justicia, y obrare la iniquidad, conforme a todas las abominaciones que suele cometer el impío, ¿vivirá por ventura? Todas las justicias, que él realizó, serán olvidadas: morirá en la prevaricación, con que hubiere prevaricado, y en el pecado en que hubiere incurrido. Y dijisteis: No es justo el camino del Señor. Oíd, pues, casa de Israel: ¿Acaso no es justo mi camino o, más bien, no son vuestros caminos los que son depravados? Porque, si el justo se apartare de su justicia, y obrare la iniquidad, morirá en ella: morirá en la injusticia que hubiere cometido. Y, si el impío se convirtiere de la impiedad que cometió, y obrare juicio y justicia, vivificará su alma. Porque si entrare dentro de sí, y se apartare de todas las iniquidades que obró, vivirá de veras, y no morirá, dice el Señor omnipotente.

Ezequiel XVIII, 20-28

Evangelio

En aquel tiempo: Era la fiesta de los judíos, y subió Jesús a Jerusalén. Y está en Jerusalén la piscina probática (de las ovejas), que se llama en hebreo Betsaida, la cual tiene cinco pórticos. En éstos se hacinaba una gran multitud de enfermos, ciegos, cojos y tullidos, que esperaban el movimiento del agua. Porque el Ángel del Señor descendía de cuando en cuando a la piscina: y se movía el agua. Y, el que primero bajaba; a la piscina, después del movimiento del agua, sanaba de cualquier enfermedad que tuviera. Y estaba allí un hombre, que hacía treinta y ocho años que se hallaba enfermo. Cuando Jesús vio a este postrado, y supo el tiempo que llevaba enfermo, le dijo: ¿Quieres sanar? Respondió el enfermo: Señor, no tengo quien me meta en la piscina después del movimiento del agua: cuando llego yo, ya ha descendido otro antes de mí. Dícele Jesús: Levántate, toma tu camilla, y anda. Y al punto sanó aquel hombre: y tomó su camilla, y anduvo. Y era sábado aquel día. Por eso decían los judíos al que había sido curado: Es sábado, y no puedes tomar tu camilla. Les respondió él: El que me sanó me dijo: Toma tu camilla, y anda. Le preguntaron entonces: ¿Quién es ese hombre que te dijo: Toma tu camilla, y anda? Pero el que había sido curado ignoraba quién fuese. Porque Jesús se había retirado del tropel agrupado en aquel sitio. Después le encontró Jesús en el templo, y le dijo: Mira, ya estás sano: no vuelvas a pecar, para que no te suceda algo peor. Marchó aquel hombre, y dijo a los judíos que, quien le había sanado, era Jesús.

Juan V, 1-15

Visto en: Santo Evangelio del Día (https://santoevangeliodia.blogspot.com/)

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