DOMÍNICA TERCERA DE ADVIENTO
Semidoble
(ornamentos rosados)
Muéstrame Señor, tus caminos y enséñame tus senderos
(Salmo XLIII, 8)
Epístola
Hermanos: Alegraos en el Señor siempre; otra vez lo diré: Alegraos. Sea de todos conocida vuestra sencillez. El Señor está cerca. No os inquietéis por cosa alguna, sino que en todo vuestras peticiones se den a conocer a Dios mediante la oración y la súplica, acompañadas de acción de gracias. Y entonces la paz de Dios, que sobrepuja todo entendimiento, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
Filipenses IV, 4-7
Evangelio
En aquel tiempo: Los judíos enviaron a Juan, desde Jerusalén, sacerdotes y levitas para preguntarle: “¿Quién eres tú?”. Él confesó y no negó; y confesó: “Yo no soy el Cristo”. Le preguntaron: “¿Entonces qué? ¿Eres tú Elías?”. Dijo: “No lo soy”. “¿Eres el Profeta?”. Respondió: “No”. Le dijeron entonces: “¿Quién eres tú? para que demos una respuesta a los que nos han enviado. ¿Qué dices de ti mismo?”. Él dijo: “Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías”. Había también enviados de entre los fariseos. Ellos le preguntaron: “¿Por qué, pues, bautizas, si no eres ni el Cristo, ni Elías, ni el Profeta?”. Juan les respondió: “Yo, por mi parte, bautizo con agua; pero en medio de vosotros está uno que vosotros no conocéis, que viene después de mí, y al cual yo no soy digno de desatar la correa de su sandalia”. Esto sucedió en Betania, al otro lado del Jordán, donde Juan bautizaba.
Juan I, 19-28
Visto en: Santo Evangelio del Día (https://santoevangeliodia.blogspot.com/)