Santo Evangelio del Día: 14 de marzo

Lunes II Cuaresma

LUNES DESPUÉS DE LA DOMÍNICA II DE CUARESMA

Simple
(ornamentos morados)

“Sálvame, Señor y apiádate de mí, pues mi pie ha
permanecido firme en el recto sendero.”

(Salmos XXV, 11)

Epístola

En aquel tiempo oró Daniel al señor diciendo: Señor Dios nuestro, que con mano poderosa sacaste a tu pueblo del país de Egipto y te adquiriste el renombre que tienes hoy, hemos pecado, hemos cometido iniquidad. Oh Señor, según todas tus justicias, apártese, te ruego, tu ira e indignación de Jerusalén, la ciudad tuya, y de tu santo monte; pues a raíz de nuestros pecados y de las iniquidades de nuestros padres, Jerusalén y tu pueblo han venido a ser el oprobio de cuantos viven alrededor nuestro. Oye ahora, oh Dios nuestro, la oración de tu siervo, y sus súplicas, y por amor del Señor, haz resplandecer tu rostro sobre tu Santuario devastado. Inclina Dios mío, tu oído y escucha; abre tus ojos y mira nuestras ruinas, y a la ciudad, sobre la cual ha sido invocado tu Nombre pues derramamos nuestros ruegos ante tu rostro, confiando, no en nuestras justicias, sino en tus grandes misericordias. ¡Escucha, Señor! ¡Perdona, Señor! ¡Presta atención, Señor, y obra! ¡No tardes, por amor de Ti, oh Dios mío!, porque sobre tu ciudad y tu pueblo ha sido invocado tu Nombre”.

Daniel IX, 15-19

Evangelio

En aquel tiempo: Dijo Jesús a las turbas de los Judíos: “Yo me voy y vosotros me buscaréis, mas moriréis en vuestro pecado. Adonde Yo voy, vosotros no podéis venir”. Entonces los judíos dijeron: “Acaso va a matarse, pues que dice: Adonde Yo voy, vosotros no podéis venir”. Y Él les dijo: “Vosotros sois de abajo; Yo soy de arriba. Vosotros sois de este mundo; Yo no soy de este mundo. Por esto, os dije que moriréis en vuestros pecados. Sí, si no creéis que Yo soy (el Cristo), moriréis en vuestros pecados”. Entonces le dijeron: “Pues ¿quién eres?”. Respondioles Jesús: “Eso mismo que os digo desde el principio. Tengo mucho que decir y juzgar de vosotros. Pues El que me envió es veraz, y lo que Yo oí a Él, esto es lo que enseño al mundo”. Ellos no comprendieron que les estaba hablando del Padre. Jesús les dijo pues: “Cuando hayáis alzado al Hijo del hombre, entonces conoceréis que soy Yo (el Cristo), y que de Mí mismo no hago nada, sino que hablo como mi Padre me enseñó. El que me envió, está conmigo. Él no me ha dejado solo, porque Yo hago siempre lo que le agrada”. Al decir estas cosas, muchos creyeron en Él.

Juan VIII, 21-29

Visto en: Santo Evangelio del Día (https://santoevangeliodia.blogspot.com/)

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