Santo Evangelio del Día: 11 de septiembre

Septiembre 11

SANTOS PROTO Y JACINTO
Mártires

Simple
(ornamentos encarnados)

Os digo, habrá más fiesta en el cielo por un pecador que haga penitencia,
que por noventa y nueve justos que no tienen necesidad de penitencia.
(Lucas 15, 7)

 

Lección

“Mas ahora todavía —oráculo de Yahveh— volved a mí de todo corazón, con ayuno, con llantos, con lamentos”. Desgarrad vuestro corazón y no vuestros vestidos, volved a Yahveh vuestro Dios, porque él es clemente y compasivo, tardo a la cólera, rico en amor, y se ablanda ante la desgracia. ¡Quién sabe si volverá y se ablandará, y dejará tras sí una bendición, oblación y libación a Yahveh vuestro Dios! ¡Tocad el cuerno en Sión, promulgad un ayuno, llamad a concejo, congregad al pueblo, convocad la asamblea, reunid a los ancianos, congregad a los pequeños y a los niños de pecho! Deje el recién casado su alcoba y la recién casada su tálamo. Entre el vestíbulo y el altar lloren los sacerdotes, ministros de Yahveh, y digan: “¡Perdona, Yahveh, a tu pueblo, y no entregues tu heredad al oprobio a la irrisión de las acciones! ¿Por qué se ha de decir entre los pueblos: ¿Dónde está su Dios?”. Y Yahveh se llenó de celo por su tierra, y tuvo piedad de su pueblo. Respondió Yahveh y dijo a su pueblo: “He aquí que yo os envío grano, mosto y aceite virgen: os hartaréis de ello, y no os entregaré más al oprobio de las naciones”.

Joel II, 12-19

Evangelio

En aquel tiempo dijo Jesús: “Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres vean que ayunan; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno sea visto, no por los hombres, sino por tu Padre que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará”. “No os amontonéis tesoros en la tierra, donde hay polilla y herrumbre que corroen, y ladrones que socavan y roban. Amontonaos más bien tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y roben. Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón”.

Mt. VI, 16-21

Visto en: Santo Evangelio del Día (https://santoevangeliodia.blogspot.com/)

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