JUEVES DESPUÉS DE LA DOMÍNICA III DE CUARESMA
Simple
(ornamentos morados)
“Yo soy, dice el Señor, la salvación del pueblo;
en cualquiera tribulación en que clamaren a mí,
yo les oiré y seré siempre su Señor”.
(Salmos LXXVII, 1)
Epístola
He aquí la palabra que de parte del Señor llegó a Jeremías: “Ponte a la puerta de la Casa del Señor, y pronuncia allí esta palabra y di: Oíd la palabra del Señor, todos los habitantes de Judá que entráis por estas puertas para adorar a al Señor. Así dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Enmendad vuestra conducta y vuestras obras, y os dejaré habitar en este lugar. No confiéis en las palabras falaces de aquellos que dicen: «¡El Templo del Señor, el Templo del Señor! Aquí está el Templo del Señor». Si realmente enmendáis vuestra conducta y vuestras obras, si de veras administráis justicia entre hombre y hombre; si no oprimís al extranjero, al huérfano y a la viuda; si no derramáis sangre inocente en este lugar, ni andáis tras otros dioses para vuestra ruina, entonces os dejaré habitar en este lugar, en la tierra que di a vuestros padres desde los siglos hasta los siglos.
Jeremías VII, 1-7
Evangelio
En aquel tiempo: Saliendo Jesús de la sinagoga entró en casa de Simón. La suegra de Simón padecía de una fiebre grande, y le rogaron por ella. Inclinándose sobre ella increpó a la fiebre, y ésta la dejó. Al instante se levantó ella y se puso a atenderlos. A la puesta del sol, todos los que tenían enfermos, cualquiera que fuese su mal, se los trajeron, y Él imponía las manos sobre cada uno de ellos, y los sanaba. Salían también los demonios de muchos, gritando y diciendo: “Tú eres el Hijo de Dios!”. Y Él los reprendía y no los dejaba hablar, porque sabían que Él era el Cristo. Cuando se hizo de día, salió y se fue a un lugar desierto. Mas las muchedumbres que se pusieron en su busca, lo encontraron y lo retenían para que no las dejase. Pero Él les dijo: “Es necesario que Yo lleve también a otras ciudades la Buena Nueva del reino de Dios, porque para eso he sido enviado”. Y anduvo predicando por las sinagogas de Judea.
Lucas IV, 38-44
Visto en: Santo Evangelio del Día (https://santoevangeliodia.blogspot.com/)