DOMÍNICA VIGÉSIMA DESPUÉS DE PENTECOSTÉS
Semidoble
(ornamentos verdes)
“Acuérdate, Señor, de la palabra dada a tu siervo,
en la cual fundo mi esperanza; ella me ha consolado en mi abatimiento”.
(Salmos CXIX, 49-50)
Lección
Hermanos: Mirad que andéis con circunspección; que no sea como imprudentes, sino como prudentes; aprovechando bien el tiempo presente, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino comprended cuál es la voluntad de Señor. No os embriaguéis con vino, que es causa de libertinaje; llenaos más bien del Espíritu. Recitad entre vosotros salmos, himnos y cánticos inspirados; cantad y salmodiad en vuestro corazón al Señor, dando gracias continuamente y por todo a Dios Padre, en nombre de nuestro Señor Jesucristo. Sed sumisos los unos a los otros en el temor de Cristo.
Efesios V, 15-21
Evangelio
En aquel tiempo: Había en Cafarnaúm un funcionario real, cuyo hijo estaba enfermo. Cuando se enteró de que Jesús había venido de Judea a Galilea, fue donde él y le rogaba que bajase a curar a su hijo, porque se iba a morir. Entonces Jesús le dijo: “Si no veis señales y prodigios, no creéis”. Le dice el funcionario: “Señor, baja antes que se muera mi hijo”. Jesús le dice: “Vete, que tu hijo vive”. Creyó el hombre en la palabra que Jesús le había dicho y se puso en camino. Cuando bajaba, le salieron al encuentro sus siervos, y le dijeron que su hijo vivía. Él les preguntó entonces la hora en que se había sentido mejor. Ellos le dijeron: “Ayer a la hora séptima le dejó la fiebre”. El padre comprobó que era la misma hora en que le había dicho Jesús: “Tu hijo vive”, y creyó él y toda su familia.
Juan IV, 46-52
Visto en: Santo Evangelio del Día (https://santoevangeliodia.blogspot.com/)