SANTA ÁNGELA DE MÉRICI
Virgen
Doble
(ornamentos blancos)
“Quien guardare y enseñare mis mandamientos,
grande será llamado en el reino de los cielos”.
(Mateo 5, 19)
Lección
Quiero darte gracias, Señor, Rey, y alabarte, oh Dios mi salvador, a tu nombre doy gracias. Pues protector y auxilio has sido para mí, y has rescatado mi cuerpo de la perdición, del lazo de la lengua insidiosa, de los labios que urden mentira; frente a mis adversarios has sido auxilio y me has rescatado, según la abundancia de tu misericordia y la gloria de tu nombre, de las dentelladas de los dispuestos a devorarme, de la mano de los que buscan mi alma, de las muchas tribulaciones que he sufrido, del ahogo del fuego que me envolvía, de entre el fuego que yo no había encendido, de la hondura de las entrañas del seol, de la lengua impura, de la palabra mentirosa, calumnia de lengua injusta ante el rey. Cerca de la muerte estaba mi alma, mi vida estaba junto al seol, abajo. Por todas partes me asediaban y no había quien auxiliara, volví los ojos a un apoyo humano y no había ninguno. Entonces me acordé de tu misericordia, Señor, y de tu actuación desde la eternidad, que tú levantas a los que en ti esperan, y los salvas de la mano de enemigos. Por eso te daré gracias y te alabaré, bendeciré el nombre del Señor.
Eclesiástico LI, 1-8,12
Evangelio
En aquel tiempo: Dijo Jesús a sus discípulos: “En aquel entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes, que tomaron sus lámparas y salieron al encuentro del esposo. Cinco de entre ellas eran necias, y cinco prudentes. Las necias, al tomar sus lámparas, no tomaron aceite consigo, mientras que las prudentes tomaron aceite en sus frascos, además de sus lámparas. Como el esposo tardaba, todas sintieron sueño y se durmieron. Mas a medianoche se oyó un grito: ‘¡He aquí al esposo! ¡Salid a su encuentro!’. Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas. Mas las necias dijeron a las prudentes: ‘Dadnos de vuestro aceite, porque nuestras lámparas se apagan’. Replicaron las prudentes y dijeron: ‘No sea que no alcance para nosotras y para vosotras; id más bien a los vendedores y comprad para vosotras’. Mientras ellas iban a comprar, llegó el esposo; y las que estaban prontas, entraron con él a las bodas, y se cerró la puerta. Después llegaron las otras vírgenes y dijeron: ‘¡Señor, señor, ábrenos!’. Pero él respondió y dijo: ‘En verdad, os digo, no os conozco’. Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora”.
Mateo XXV, 1-13
Visto en: Santo Evangelio del Día (https://santoevangeliodia.blogspot.com/)