SAN PEDRO AD VINCULA
(en cadenas)
Doble mayor
(ornamentos blancos)
No temáis a los que matan el cuerpo,
y esto hecho ya no pueden hacer más.
(Lucas 12, 4)
Lección
En aquellos tiempos el rey Herodes empezó a perseguir a algunos de la Iglesia; y mató a espada a Santiago, hermano de Juan. Viendo que esto agradaba a los judíos, tomó preso también a Pedro. Eran entonces los días de los Ázimos. A éste lo prendió y lo metió en la cárcel, entregándolo a la custodia de cuatro piquetes de soldados de a cuatro hombres cada uno, con el propósito de presentarlo al pueblo después de la Pascua. Pedro se hallaba, pues, custodiado en la cárcel, mas la Iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él. Cuando Herodes estaba ya a punto de presentarlo, en aquella misma noche Pedro dormía en medio de dos soldados, atado con dos cadenas, y ante las puertas estaban guardias que custodiaban la cárcel. Y he aquí que sobrevino un ángel del Señor y una luz, resplandeció en el aposento, y golpeando el costado de Pedro lo despertó, diciendo: “Levántate presto”. Y se le cayeron las cadenas de las manos. Díjole entonces el ángel: “Cíñete y cálzate tus sandalias”; y lo hizo así. Díjole asimismo: “Ponte la capa y sígueme”. Salió, pues, y le siguió sin saber si era realidad lo que el ángel hacía con él; antes bien le parecía ver una visión. Pasaron la primera guardia y la segunda y llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad, la cual se les abrió automáticamente. Y habiendo salido pasaron adelante por una calle, y al instante se apartó de él el ángel. Entonces Pedro vuelto en sí dijo: “Ahora sé verdaderamente que el Señor ha enviado su ángel y me ha librado de la mano de Herodes y de toda la expectación del pueblo de los judíos”.
Act.XII, 1-11
Evangelio
En aquel tiempo: Propuso Jesús esta cuestión a sus discípulos: “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?”. Respondieron: “Unos dicen que es Juan el Bautista, otros Elías, otros Jeremías o algún otro de los profetas”. Díjoles: “Y según vosotros, ¿quién soy Yo?”. Respondiole Simón Pedro y dijo: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo”. Entonces Jesús le dijo: “Bienaventurado eres, Simón Bar-Yoná, porque carne y sangre no te lo reveló, sino mi Padre celestial. Y Yo, te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificare mi Iglesia, y las puertas del abismo no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del reino de los cielos: lo que atares sobre la tierra, estará atado en los cielos, lo que desatares sobre la tierra, estará desatado en los cielos”.
Matth. XVI, 13-19
Visto en: Santo Evangelio del Día (https://santoevangeliodia.blogspot.com/)