Martirologio romano
En Palestina, san Zacarías, profeta, que, habiendo vuelto, ya anciano, de Caldea a su patria, y muerto allí, fue sepultado junto al profeta Ageo.
En Helesponto, san Onesíforo, discípulo de los Apóstoles, de quien hace memoria san Pablo en la Carta a Timoteo, y que, juntamente con san Porfirio, de orden del procónsul Adriano, fue allí mismo bárbaramente azotado, y arrastrado por unos caballos indómitos, entregó su espíritu a Dios.
En África, san Donaciano, san Presidio, san Mansueto, san Germán y san Fúsculo, obispos, los cuales, en la persecución vandálica, por orden de Hunerico, rey arriano, por confesar la verdad católica, fueron cruelísimamente apaleados y desterrados. Estaba también entre ellos otro obispo, por nombre Leto, varón sumamente esforzado y doctísimo, que después de una larga y asquerosa prisión, fue quemado vivo.
En Alejandría, el suplicio de san Fausto, presbítero, san Macario y diez compañeros, todos mártires; los cuales, en tiempo del emperador Decio y del presidente Valerio, por el nombre de Cristo, cortada la cabeza, consumaron el martirio.
En Capadocia, san Cótido, diácono, san Eugenio y sus compañeros, todos mártires.
En Verona, san Petronio, obispo y confesor.
En Roma, san Eleuterio, abad, que fue siervo de Dios, y como escribe san Gregorio Papa, con oraciones y lágrimas resucitó un muerto.
En el Monferrat dee Alba, san Frontiñán, mártir, natural de Carcasona.
Cerca de Sens, san Sanciano, venerado como mártir.
Junto a Dreux, santa Eva, virgen.
En Metz, san Gondolfo, obispo.
En San Julián de Bourges, san Salfiero, confesor.
En Roma, el natalicio de san Eleuterio, papa, enterrado en el camino de Selo, a cincuenta millas de la ciudad.
En Rege del Modenés, santa Consolata, venerada como virgen y mártir en una iglesia de su nombre.
En Irlanda, san Dácona, confesor.
Dicho día, san Jassai, rey de Etiopía.
Tomado de Cristo ¿Vuelve o no Vuelve? (https://vuelvecristo.blogspot.com/) y Año Cristiano de Juan Croisset, S.J.