Martirologio romano
En Magdeburgo, san Norberto, obispo de la misma ciudad, y confesor, que fue fundador de la Orden Premonstratense.
En Cesárea de Palestina, el dichoso tránsito de san Felipe, uno de los siete primeros diáconos; el cual, esclarecido en milagros y prodigios, convirtió a Samaria a la fe de Cristo y bautizó al privado de Candaces, reina de los etíopes; y por último, descansó en Cesarea. Junto a él están sepultadas tres vírgenes profetisas, hijas suyas, pues la cuarta, llena del Espíritu Santo, murió en Éfeso.
En Roma, los santos Artemio, Cándida, su mujer, y Paulina, su hija. Artemio, convertido a Cristo por la predicación y milagros de san Pedro Exorcista, y bautizado con toda su familia por san Marcelino, presbítero, fue, de orden del juez Sereno, azotado con plomadas y pasado a cuchillo. Su mujer e hija, empujadas a una cueva, fueron entre piedras y escombros sepultadas.
En la campiña de Bolonia, san Alejandro, obispo de Fiésole y mártir; el cual, regresando de la ciudad de Pavía, donde había defendido ante el rey de los longobardos los bienes de su iglesia contra los usurpadores, fue por éstos arrojado al río Reno y ahogado en su corriente.
En Tarso de Cilicia, veinte santos mártires, los cuales, en tiempo de Diocleciano y Maximiano, siendo juez Simplicio, con diversos tormentos glorificaron a Dios en sus cuerpos.
En Noyón de las Galias, los santos mártires Amancio, Alejandro y sus compañeros.
En Milán, la dichosa muerte de san Eustorgio Segundo, obispo y confesor.
En Verona, san Juan, obispo.
En Besanzón de Francia, san Claudio, obispo.
En Grenoble, san Ceras, obispo.
En Guerna, diócesis de Sanmalo, san Gurval, obispo de Quidalet.
En Santonges san Aguebrudo, obispo de León, conocido por sus ecritos con el nombre de Agobardo.
Cerca de San Didier en Auverña, san Gilberto de Neufons, de la orden Premonstratense.
En Constantinopla, san Hilarion el joven, abad.
En dicha ciudas, san Fotas, muerto en paz.
En Irlanda en el Meath, santa Coca, virgen.
En Escocia en las islas Orcadas, san Colmo, obispo, hombre de maravillosa santidad.
En Cava en el reino de Nápoles, el venerable Falconi, abad de la Trinidad.
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Alabado y glorificado sea Dios eternamente.
Tomado de Cristo ¿Vuelve o no Vuelve? (https://vuelvecristo.blogspot.com/) y de Año Cristiano de Juan Croisset, S. J.