Martirologio romano
En Jerusalén, san Isaías, profeta, el cual, en tiempo del rey Manases, murió aserrado por medio, y fue sepultado al pie de la encina de Rogel, junto a la corriente de las aguas.
En Fiésole de Toscana, san Rómulo, obispo y mártir, qué fue discípulo de san Pedro Apóstol. Enviado por el mismo apóstol a predicar el Evangelio, anunció a Cristo en muchos pueblos de Italia, y vuelto finalmente a Fiésole, tiempo del emperador Domiciano, fue allí coronado del martirio con otros compañeros.
En Roma, el triunfo de san Tranquilino, mártir, padre de los santos Marcos y Marceliano; el cual, convertido a Cristo por la predicación del mártir san Sebastián, bautizado por el presbítero san Policarpo, y ordenado presbítero por el papa san Cayo, haciendo oración ante el sepulcro de san Pablo, la Octava de los Apóstoles, en tiempo de Diocleciano, fue allí mismo detenido por los gentiles y, apedreado por ellos, consumó el martirio.
En Londres de Inglaterra, santo Tomás Moro, canciller del Reino, el cual por la fe católica y por el primado de san Pedro, de orden de Enrique VIII fue degollado.
En Campania, santa Dominica, virgen y mártir; la cual, en tiempo del emperador Diocleciano, por haber destruido unos ídolos, fue condenada a las fieras y, no siendo herida de ellas, finalmente cortada la cabeza, se fue a gozar de Dios. Su cuerpo se conserva con suma veneración en Tropea de Calabria.
El mismo día, santa Lucía, mártir, natural de Campania, la cual, presa y cruelmente atormentada por el subprefecto Rixio Varo, lo convirtió a Cristo; a éstos se juntaron Antonino, Severino, Diodoro, Dión y otros diecisiete, todos los cuales fueron sus colegas en el martirio y compartieron su corona.
En Neptuno del Lacio, santa María Goretti, piadosísima adolescente, que defendiendo su virginidad, fue cruelísimamente muerta; a la cual el papa Pío XII inscribió solemnemente en el catálogo de las santas mártires.
En una aldea de Tréveris, san Goar, presbítero y confesor.
En Borgoña, san Gerveso.
En Menón cerca de Favernay en el Franco Condado, el martirio de san Bertier, presbítero, y de san Ataleno, diácono.
En Escitópolis, san Basilio y compañeros en número de setenta mártires.
En Duras, san Asto, obispo, martirizado a latigazos con plomadas.
En dicho día, san Hilarión el mozo, superior de un monasterio de Dálmatas.
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Alabado y glorificado sea Dios eternamente.
Tomado de Cristo ¿Vuelve o no Vuelve? (https://vuelvecristo.blogspot.com/) y de Año Cristiano de Juan Croisset, S. J.