Martirologio romano
La vigilia de todos los santos.
En Roma, la fiesta de san Nemesio, diácono, y santa Lucila, virgen, su hija, quienes no pudiendo ser reducidos a renunciar a Jesucristo, fueron decapitados el 25 de agosto. Sus cuerpos fueron enterrados por el papa san Esteban; con el tiempo lo fueron con mayor distinción en la vía Apia en igual día por san Sixto. Gregorio V los transfirió a la iglesia de Santa María la Nueva, con san Sinfronio, san Olimpo, tribuno, santa Exuperia su mujer, y su hijo san Teódulo; quienes, habiendo sido todos convertidos por el celo de san Sinfronio, y bautizados por el mismo san Esteban, recibieron la corona del martirio. En el pontificado de Gregorio XIII, habiendo sido hallados los cuerpos de estos santos en el mismo lugar, fueron colocados con mayor magnificencia debajo del altar de la misma iglesia el día 8 de diciembre.
En Roma, san Ampliado, san Urbano y san Narciso, mártires, de quienes hace mención san Pablo escribiendo a los Romanos; los cuales, por el Evangelio de Cristo fueron muertos por los judíos y gentiles.
En Constantinopla, san Estaquio, obispo, el cual fue ordenado por san Andrés Apóstol primer obispo de aquella ciudad.
En Augusta de los Veromandos en Francia, san Quintín, ciudadano romano del orden senatorio, el cual en tiempo del emperador Maximiano fue martirizado. Su cuerpo, al cabo de cincuenta y cinco años, por revelación de un Ángel, fue hallado incorrupto.
En Milán, san Antonino, obispo y confesor.
En Ratisbona de Baviera, san Wolfango, obispo.
En Autún, san Pigmeno, obispo.
En Soignes y Nivelle, cerca de Reux en el Hainaut, san Foiñán, hermano de san Fursy y san Ultain.
En Colonia, santa Noitburga, de quien hay en la Cartuja de Coblentz una parte del cuerpo.
En Quercy, el venerable Cristóbal de Cahors, de la orden de San Francisco.
Entre los etíopes, san Aziriano y san Epimaquio, mártires.
En le mismo lugar, san Abaido, confesor.
En el condado de Northumberland, santa Bea, virgen
En Palma de la isla de Mallorca, san Alfonso Rodríguez, coadjutor temporal formado de la Compañía de Jesús y confesor, insigne por la humildad y por el continuo deseo de la mortificación; el Sumo Pontífice León XIII le puso en el número de los santos.
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Alabado y glorificado sea Dios eternamente.
Tomado de Cristo ¿Vuelve o no Vuelve? (https://vuelvecristo.blogspot.com/) y de Año Cristiano de Juan Croisset, S. J.