Martirologio romano
En Roma, el tránsito de san Silvestre I, papa y confesor, el cual bautizó al emperador Constantino el Grande y confirmó el Concilio Niceno, y después de llevar a cabo santísimamente otras muchas empresas, murió en paz.
También en Roma, en la vía Salaria y cementerio de Priscila, las santas mártires Donata, Paulina, Rústica, Nominanda, Serótina, Hilaria y sus compañeras.
En Sens, los santos Sabiniano, obispo, y Potenciano, que, enviados allá por el pontífice romano a predicar, ilustraron aquella metrópoli con el martirio de su confesión.
En Catania de Sicilia, el suplicio de los santos Esteban, Ponciano, Átalo, Fabiano, Cornelio, Sexto, Floro, Quinciano, Minervino y Simpliciano.
En Sens, santa Columba, virgen y mártir, la cual, superado el tormento del fuego, en la persecución del emperador Aureliano, fue pasada a cuchillo.
El mismo día, san Zótico, presbítero romano, el cual fue a Constantinopla, y allí se encargó de sustentar los huérfanos.
En Ravena, san Barbaciano, presbítero y confesor.
En la aldea del Lalovesco, diócesis de Viena, en el Delfinado, el tránsito de san Juan Francisco Regis, sacerdote de la Compañía de Jesús y confesor, varón de eximia caridad y paciencia en procurar la salvación de las almas; a quien el papa Clemente XII puso en el catálogo de los santos.
En Reciaria, san Kermes, exorcista.
En París, santa Catalina Labouré, virgen, de la Compañía de Hijas de la Caridad; la cual favorecida por la Inmaculada Madre de Dios con la singular manifestación de la sagrada medalla, fue insigne por las virtudes y milagros. El papa Pío XII la puso en el número de las santas vírgenes.
El mismo día, santa Melania, la más joven, que con su marido Piniano, se retiró de Roma y se fue a Jerusalén, y allí, ella entre las mujeres consagradas a Dios, y él entre los monjes, vivieron vida religiosa, y ambos descansaron con santo fin.
En Bourges, san Eustado, obispo, que había sido arcediano en Autún.
Cerca de Savernes en la Alsacia, san Leuvarto, abad.
Este mismo día, san Aramberto, abad.
En Souvigny, el tránsito de san Odilón, abad de Cluni.
En Egipto, san Ausgeno, martirizado en una edad muy avanzada, venerado por los coptos y los etíopes.
En Inglaterra, el venerable Banduino, abad de San Edmundo.
En Wilna en Lituania, san Nizilón, que fue muerto de orden del duque Olgerdo, padre de Jagellón, por ha verse negado a comer carne un día de vigilia.
En Lisboa, capital de Portugal, el venerable Luis de Granada, de la orden de Santo Domingo, célebre por sus obras ascéticas.
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Alabado y glorificado sea Dios eternamente.
Tomado de Cristo ¿Vuelve o no Vuelve? (https://vuelvecristo.blogspot.com/) y de Año Cristiano de Juan Croisset, S.J.