Martirologio romano
En Jerusalén, la invención del cuerpo del gloriosísimo protomártir Esteban y de los santos Gamaliel, Nicodemo y Abibón, según revelación del cielo al presbítero Luciano, en tiempo del emperador Honorio.
En Filipos de Macedonia, santa Lidia, mercadera de púrpura, la cual, predicando en aquella ciudad el apóstol san Pablo, como lo refiere san Lucas en los Hechos de los Apóstoles, fue la primera que creyó en el Evangelio.
En Nápoles de Campania, san Asprén, obispo, el cual fue por el apóstol san Pedro curado de una enfermedad, y después bautizado y ordenado obispo de aquella ciudad.
En Constantinopla, el triunfo de san Hermelo, mártir.
En la India confinante con Persia, el martirio de unos santos monjes y otros fieles, a quienes el rey Abenner, perseguidor de la Iglesia de Dios, hizo matar con diversos géneros de suplicios.
En Autún, el tránsito de san Eufronio, obispo y confesor.
En Anagni, san Pedro, obispo, el cual, esclarecido primeramente por la observancia monástica y después por la vigilancia pastoral, descansó en el Señor.
En Berea de Siria, las santas mujeres Marana y Cira.
En Arlés, san Eón, predecesor de san Cesario.
También en Anagni, san Geofroa, obispo del Mans.
En Birvelito en los Países Bajos, el venerable Juan de Houssey, recluso.
En Como, san Juan el Orco, obispo.
En Coira, capital de los grisones, san Gaudencio, obispo de dicha ciudad.
En Escocia, san Valten, abad.
En Nocera en la Capitanata, el bienaventurado Agustín de Gazothe, obispo de aquella ciudad, y antes de Zagrab en Hungría, de la orden de santo Domingo.
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Alabado y glorificado sea Dios eternamente.
Tomado de Cristo ¿Vuelve o no Vuelve? (https://vuelvecristo.blogspot.com/) y de Año Cristiano de Juan Croisset, S. J.