Martirologio Romano: 19 de septiembre

Martirologio romano

En Puzol de Campania, san Jenaro, obispo de Benevento, san Festo, su diácono, y san Desiderio, lector; san Sosio, diácono de la Iglesia de Misena; san Próculo, diácono de Puzol; san Eutiquio y san Acucio, todos mártires. Después de sufridas las cárceles y cadenas, fueron decapitados en tiempo del emperador Diocleciano. El cuerpo de san Jenaro fue llevado a Nápoles y enterrado honoríficamente en la Iglesia, donde aún hasta ahora se guarda también en una ampolla de vidrio sangre del gloriosísimo mártir, la cual, puesta en presencia de la cabeza del mismo, se ve liquidarse y bullir como si fuese fresca.

En Palestina, los obispos de Egipto san Peleo, san Nilo y san Elías, mártires, los cuales, en la persecución de Diocleciano, con muchísimos clérigos, fueron por Cristo consumidos en el fuego.

En Nocera, el triunfo de san Félix y santa Constancia, mártires, que padecieron en tiempo de Nerón.

El mismo día, san Trófimo, san Sabacio y san Dorimedonte, márties, imperando Probo. Sabacio, por orden del presidente Ático, fue cruelmente azotado en Antioquía hasta morir; Trófimo, enviado a Sínada de Frigia, al presidente Perennio, al cabo de muchos tormentos, consumó el martirio, junto con el senador Dorimedonte, siendo degollado.

En Eleuterópolis de Palestina, santa Susana, virgen y mártir, hija de Artemio, sacerdote de los ídolos, y de Marta, mujer judía. Muertos sus padres, se convirtió a la fe cristiana, y por la misma fe el prefecto Alejandro la sujetó a varios tormentos y la encerró en una cárcel, donde, puesta en oración, pasó al Esposo.

En Córdoba de España, santa Pomposa, virgen y mártir, la cual, durante la persecución arábiga, degollada por su intrépida confesión de Cristo, consiguió la palma del martirio.

En Cantórbery, san Teodoro, obispo, el cual, enviado a Inglaterra por el papa Vitaliano resplandeció en doctrina y santidad.

En Tours de Francia, san Eustoquio, obispo; varón de grandes virtudes.

En territorio de Langres, san Secuano, presbítero y confesor.

En Barcelona de España, santa María de Cervellón, virgen, de la orden de Santa María de la Merced, Redención de Cautivos; la cual, por la prontitud con que protege a los que la invocan, es llamada vulgarmente Santa María del Socorro.

En la aldea de Druelle, Diócesis de Rodez, en Francia, santa María Guillerma de Rodat, virgen, fundadora de la Congregación de Hermanas de la Sagrada Familia, enteramente consagrada a la educación de las niñas y al alivio de los menesterosos; la cual fue contada por el papa Pío XII entre las santas vírgenes.

En Treveris, san Mileto, obispo.

En la diócesis de León en Bretaña, san Sernis, confesor.

En Metz, san Gury, obispo, patrono de las canonesas de Epinal.

En Roma, san Arnau, obispo de Gap, que había sido religioso de la Trinidad de Vandoma.

En Aquileya, el martirio de santa Erasma y de sus compañeras.

En Egipto, san Cótolas, hermano del venerable Acsui.

Allí mismo, san Julio de Acfahase.

Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.

R. Alabado y glorificado sea Dios eternamente.

 

Tomado de Cristo ¿Vuelve o no Vuelve? (https://vuelvecristo.blogspot.com/) y de Año Cristiano de Juan Croisset, S. J.

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