Martirologio romano
En Caén de Francia, san Juan Eudes, confesor, misionero apostólico, fundador de la Congregación de Presbíteros de Jesús y María, y de la Orden de las Monjas de nuestra Señora de la Caridad, y promotor del culto litúrgico de los Sacratísimos Corazones de Cristo y de su Madre. El papa Pío XI le puso en el catálogo de los Santos.
En Roma, san Julio, senador y mártir, el cual, entregado al Juez Vitelio, y por él encarcelado, fue, de orden del emperador Cómodo, apaleado hasta expirar. Su cuerpo fue sepultado en el cementerio de Calepodio, en la vía Aurelia.
En Anagni, san Magno, obispo y mártir, que fue muerto en la persecución de Decio.
En Cilicia, el triunfo de san Andrés, tribuno, y sus compañeros soldados; los cuales, después de conseguida milagrosa victoria contra los persas, se convirtieron a la fe de Cristo, y acusados por esto, fueron, de orden del emperador Maximiano, bárbaramente muertos por el ejército del presidente Seleuco en los desfiladeros del monte Tauro.
En Palestina, san Timoteo, mártir, que, en la persecución de Diocleciano, por orden del presidente Urbano, después de sufridos muchos suplicios, fue quemado a fuego lento. Padecieron también allí mismo Tecla y Agapio: Tecla, expuesta a las fieras y despedazada entre sus dientes, pasó al Esposo; Agapio, superados muchísimos tormentos, fue reservado para mayores combates.
En Roma, san Sixto III, papa y confesor.
Junto a Briñoles, en la Provenza, el tránsito de san Luis, de la Orden de Menores, Obispo de Tolosa, ilustre por la santidad de vida y por los milagros; cuyo cuerpo, trasladado de allí a Marsella, fue honoríficamente colocado en la Iglesia de los Menores. Más tarde fue trasladado a Valencia de España y colocado en la Iglesia catedral.
En la aldea Sisterón, en Francia, san Donato, presbítero y confesor, el cual, dotado, desde los comienzos de la infancia, de admirable gracia de Dios, hizo muchos años vida anacorética, e insigne en el don de milagros, se fue con Cristo.
En el territorio de Bourges, san Mariano, confesor, cuyas virtudes y milagros celebró con grandes alabanzas san Gregorio, Obispo de Tours.
En Mantua, san Rufino, confesor.
En Nuremberg, san Sebaldo, ermitaño, muy esclarecido en milagros, que fue agregado al catálogo de los Santos por el papa Martín V.
Tomado de Cristo ¿Vuelve o no Vuelve? (https://vuelvecristo.blogspot.com/) y Año Cristiano de Juan Croisset, S.J.