Martirologio romano
San Basilio, llamado Magno, confesor y doctor de la Iglesia, que durmió en el Señor el 1 de enero, pero su fiesta se celebra principalmente en este día, en que fue consagrado obispo de Cesárea en Capadocia.
En Samaria de Palestina, san Eliseo, profeta, cuyo sepulcro, donde también descansa el profeta Abdías, como escribe san Jerónimo, es el terror de los demonios.
En Siracusa de Sicilia, san Marciano, obispo, el cual, ordenado obispo por san Pedro Apóstol, después de predicar el Evangelio, fue muerto allí por los judíos.
En Córdoba de España, los santos mártires Anastasio, presbítero, Félix, monje, y Digna, virgen.
En Soisons de Francia, los santos mártires Valerio y Rufino, a quienes, en la persecución de Diocleciano, al cabo de muchos tormentos, mandó degollar el presidente Ricciovaro.
En Constantinopla, san Metodio, obispo.
En Viena de Francia, san Eterio, obispo.
En Rodez de Francia, san Quinciano, obispo.
En Bourges, san Simplicio, obispo, encomiado en una carta de Sidonio Apolinar a san Pérpeto de Tours.
En París, el fallecimiento de san Euspicio, presbítero, fundador de la abadía de San Memín cerca de Orleans.
En Antigny del Gartempe en Poytou, san Civran, confesor.
En dicho día, san Lifari, venerado como obispo en Moissac en Quercy, donde lo llaman san Naufray.
En Laodicea en Frigia, san Anteón, mártir.
En la Pulla, san Marcos, obispo de Lucera, cuyo cuerpo es venerado en Bovina.
En Nápoles, san Fortunato, obispo.
En África, san Quintiniano, mártir.
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Alabado y glorificado sea Dios eternamente.