Martirologio romano
La Vigilia de la Asunción de la bienaventurada Virgen María.
En Roma, el triunfo de san Eusebio, presbítero y confesor, a quien Constancio, emperador arriano, por la defensa de la fe católica, mandó encerrar en un aposento de su casa, donde, perseverando constantemente siete meses en oración, durmió en el Señor. Su cuerpo lo recogieron los presbíteros Gregorio y Orosio, y lo sepultaron en el cementerio de Calixto, en la vía Apia.
En Apamea de Siria, san Marcelo, obispo y mártir, que por haber derribado el templo de Júpiter fue asesinado por los gentiles, enfurecidos contra él.
En Todi de Umbría, san Calixto, obispo y mártir.
En Iliria, san Ursicio, mártir, el cual, en tiempo del emperador Maximiano y del presidente Arístides, al cabo de muchos y diversos tormentos, fue por el nombre de Cristo degollado.
En África, san Demetrio, mártir.
En la isla de Egina, santa Atanasia, viuda, ilustre por la observancia monástica y el don de milagros.
En Redon, diócesis de Vannes, san Riveno, presbítero, monje de San Salvador, quien se dice haber andado a pie enjuto sobre las aguas del río Vilena.
En Suiza, san Everardo de Ensidlen, canonigo y preboste de Strasburgo; después, primer abad de Nuestra Señora de los Eremitas.
En Barcelona, san Accio.
En Rosa, ciudad marítima de Irlanda, san Facnan, primer abad de la iglesia de dicho lugar, que con el tiempo llegó a ser silla episcopal.
En Roma, el fallecimiento del venerable papa Sergio.
En Emilia, san Alberto, obispo de Ferrara.
Tomado de Cristo ¿Vuelve o no Vuelve? (https://vuelvecristo.blogspot.com/) y Año Cristiano de Juan Croisset, S.J.