Martirologio romano
En Roma, entre los dos Laureles, el triunfo de san Tiburcio, mártir, que en la persecución de Diocleciano, por sentencia del juez Fabiano, como confesase con mayor constancia a Cristo mientras andaba sobre ascuas con los pies desnudos, fue conducido a tres millas de la ciudad y allí degollado.
En Roma igualmente, santa Susana, virgen, la cual, siendo de noble linaje y sobrina del papa san Cayo, en tiempo de Diocleciano, cortada la cabeza, mereció la corona del martirio.
En Asís de Umbría, el tránsito de santa Clara, virgen, primera planta de las Señoras Pobres de la Orden de Menores; la cual, célebre por su vida y milagros, fue puesta por el papa Alejandro IV en el número de las santas vírgenes. Su fiesta se celebra el día siguiente.
En Comana del Ponto, san Alejandro, obispo, por sobrenombre el Carbonero, que de elocuentísimo filósofo, llegó a alcanzar la eminente ciencia de la humildad cristiana, y elevado por san Gregorio Taumaturgo a la sede de aquella iglesia, fue ilustre, no sólo por la predicación, sino también por haber consumado en el fuego su martirio.
En el mismo día, el martirio de los santos Rufino, obispo de los Marsos, y sus compañeros, en tiempo del emperador Maximino.
En Evreux de Francia, san Taurino, obispo, el cual, ordenado obispo de aquella ciudad por el papa san Clemente, propagó la fe cristiana con la predicación del Evangelio, y padecidos por esta causa muchos trabajos, esclarecido por la gloria de los milagros, descansó en el Señor.
En Cambray de Francia, san Gaugerico, obispo y confesor.
En la provincia de Valeria, san Equicio, abad, de cuya santa vida da testimonio san Gregorio Papa.
En Todi de Umbría, santa Digna, virgen.
En Milly cerca de Beauvais, san Dinevanto, despedazado por unos impíos.
En Joarre en Brie, santa Aguilberta, abadesa de aquel monasterio.
En Arles, santa Rustícula, oriunda de Vaison, abadesa de San Cesario de Arles.
En este mismo día, san Liebauto, abad de San Añán de Orleans, fundador de San Benito de Loira.
En Irlanda, santa Atracta, virgen.
En Reti en Italia, el venerable Bandino, cisterciense, a quien está dirigida la epístola décima quinta de san Bernardo.
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Alabado y glorificado sea Dios eternamente.
Tomado de Cristo ¿Vuelve o no Vuelve? (https://vuelvecristo.blogspot.com/) y de Año Cristiano de Juan Croisset, S. J.