Martirologio romano
En Roma, san Crisanto y santa Daría, su mujer, mártires, los cuales, después de muchos suplicios que de orden del Prefecto Ceferino toleraron por Cristo, fueron, por mandato del emperador Numeriano, arrojados al arenal de la vía Salaria, y allí, con piedras y tierra, sepultados vivos.
Allí mismo, el triunfo de san Marcelino, papa y mártir, el cual, en tiempo de Maximiano, juntamente con Claudio, Girino y Antonino, fue por la fe de Cristo degollado. Fue tan grande la persecución de aquel tiempo, que en el espacio de un mes fueron coronados diecisiete mil cristianos. La fiesta de san Marcelino, junto con la de san Cleto, papa y mártir, se celebra el 26 de abril.
En Perigueux de Francia, san Frontón, el cual, ordenado obispo por san Pedro Apóstol, en unión del presbítero Jorge, convirtió a Cristo gran muchedumbre de aquella gente, y esclarecido en milagros, murió en paz.
En Roma, el triunfo de cuarenta y seis santos soldados, que, bautizados juntamente por el papa Dionisio, fueron al punto de orden del emperador Claudio degollados y sepultados en la via Salaria; donde también fueron depositados otros ciento veintiún mártires, y entre ellos cuatro soldados de Cristo: Teodosio, Lucio, Marcos y Pedro.
En Torres de Cerdeña, los mártires san Proto, presbítero, y san Jenaro, diácono; los cuales enviados a aquella isla por san Cayo Papa, allí mismo en tiempo de Diocleciano y del presidente Bárbaro, fueron inmolados.
En Constantinopla, el triunfo de san Martirio, subdiácono, y san Marciano, cantor, que en tiempo del emperador Constancio fueron muertos por los herejes.
En Soissons de Francia, san Crispín y san Crispiniano, mártires, nobles romanos, que en la persecución de Diocleciano, siendo presidente Ricciovaro, después de atroces tormentos, pasados a cuchillo lograron la corona del martirio. Sus cuerpos fueron más tarde llevados a Roma y sepultados honoríficamente en la iglesia de san Lorenzo in Paneperna.
En Florencia, el martirio de san Miniato, soldado, que, en tiempo del emperador Decio, peleando como bueno por la fe de Cristo, fue coronado de un noble martirio.
En Brescia, la gloriosa muerte de san Gaudencio, obispo, ilustre en santidad y doctrina.
En Gevaudán de Francia, san Hilario, obispo.
En Roma, san Bonifacio, papa y confesor.
En Javoux, hoy Mendo en Gevaudan, san Queli, obispo.
En Cap, san Demetrio, obispo.
En Turena, san Epen, mártir.
En Amblis en el Berri, san Tucarto, confesor.
En Bayeux, san Lupo, obispo.
En Laon, san Susino, presbítero.
En Vaison, san Teodosio, obispo.
En Quimperlé en Bretaña, san Goisenou, obispo.
En Ivrea en el Piamonte, san Tiel, mártir.
En Buitrago en Castilla la vieja, san Frutos, confesor.
En Alemania, el venerable Rutardo, monje.
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Alabado y glorificado sea Dios eternamente.
Tomado de Cristo ¿Vuelve o no Vuelve? (https://vuelvecristo.blogspot.com/) y de Año Cristiano de Juan Croisset, S. J.