9 de mayo: SAN GREGORIO NACIANCENO

Meditaciones

SAN GREGORIO NACIANCENO

Obispo, confesor y doctor de la Iglesia

Ceñid vuestras cinturas y tened en vuestras manos
las lámparas encendidas.
(Lucas 12, 35)

San Gregorio Nacianceno, yendo a Atenas a estudiar filosofía, fue sorprendido en el mar por una tempestad tan violenta que prometió a Dios abandonar el mundo si escapaba del naufragio. Su voto fue escuchado y Gregorio, en compañía de san Basilio, compañero suyo de estudios en Atenas, retirose a la soledad. Dormía en el desnudo suelo, llevaba cilicio, mortificaba su cuerpo con continuos ayunos y vigilias. Fue arrancado de su retiro, nombrándoselo patriarca de Constantinopla. Murió alrededor del año 390, a edad muy avanzada.

MEDITACIÓN SOBRE EL BUEN EJEMPLO

I. Da buen ejemplo a los demás, lleva en tu mano la lámpara encendida, alumbra a tu prójimo y, con tus buenas acciones, abrasa su corazón con el amor de Dios. Es ésta una obligación que te impone la caridad; si faltas a ella, si te haces para el prójimo ocasión de escándalo, serás doblemente castigado. ¿Cómo te atreves a escandalizar a tu hermano, por quien dio su vida Jesucristo? San Francisco de Asís predicaba con su modestia; los apóstoles conquistaron más almas para Jesucristo con su paciencia que con sus predicaciones, y eso que sus palabras ardían en el fuego del Espíritu Santo.

II. Cuando veas las faltas de tu prójimo, vuélvete sobre ti mismo y examina si no incurres en iguales pecados. Si nada te reprocha tu conciencia, agradece a Dios y considera la fealdad de aquellos pecados para que les tengas aversión; reconocerás mejor su enormidad en otro que no en ti mismo. Huye de las ocasiones en que aquel desventurado naufragó, porque quien ama el peligro en él perecerá. Dichoso aquel que no se detuvo en el camino de los pecadores (Salmo).

III. Mira el ejemplo que te dan tantas almas santas. ¡Cuántas veces ves todos los días a personas que viven en la austeridad y en la humildad, que trabajan celosamente por la salvación de las almas! ¡Cuántos y cuántas jóvenes que tienden al cielo con esfuerzo continuo! Exclama con san Agustín: ¡Yérguense los ignorantes y se ganan el cielo, y nosotros, con toda nuestra ciencia, yacemos en la carne y en la sangre!

Huir de las malas compañías
Orad por la conversión de los pecadores

ORACIÓN

Oh Dios, que disteis al bienaventurado Gregorio a vuestro pueblo para que lo instruyera acerca de los caminos de la salvación eterna, haced, os lo suplicamos, que después de haberlo contado en la tierra como doctor y guía, merezcamos tenerlo como intercesor en el cielo. Por J. C. N. S. Amén.

Tomado: de Meditaciones del P. Grosez

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