LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA
Salve, llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
(Lucas 1, 28)
La Virgen María, por un privilegio único en vista de su destino divino, fue concebida sin pecado. Nunca el demonio tuvo poder alguno sobre Ella, porque estuvo exenta del pecado original. Debes honrar muy especialmente esta prerrogativa de la Madre de Dios, porque es el comienzo de su santificación y de su gloria. Regocíjate con Ella por la dicha que tuvo de ser librada del pecado de Adán y recibir más gracias, en ese momento feliz de su Concepción, que las que nunca poseyeron los hombres y los ángeles juntos.
MEDITACIÓN SOBRE LA INMACULADA CONCEPCIÓN
I. María fue concebida sin pecado; es éste un favor que Dios pudo hacerle, porque nada es imposible para su omnipotencia. Reina de los Ángeles, Madre de mi Salvador, estoy lleno de alegría cuando considero que el pecado nunca entró en vuestra alma y habéis estado plena de gracias desde vuestra concepción. Lo creo, Virgen Santísima, y por todas partes sostendré el honor de vuestra Inmaculada Concepción.
II. Dios ha debido, por una cierta conveniencia, preservar a María del pecado original. «Padre eterno, ¿hubierais podido acaso permitir que vuestra queridísima Hija, la Madre de vuestro Hijo, fuese, aunque sea por un instante, esclava del demonio? ¿Podíais Vos, Espíritu Santo, dejar que penetrara vuestro enemigo en el corazón de vuestra Esposa muy amada? Y Vos, Verbo eterno, ¿podíais dejar que se profanase el templo donde debíais habitar? ¡Oh, no!, sería injuriar a vuestro amor filial sólo pensarlo». Creemos, pues, con la Iglesia católica, que la Bienaventurada Virgen María ha sido, por privilegio único de Dios, enteramente preservada de la mancha original desde el primer instante de su Concepción (Pío IX).
III. Cuando, después de haber puesto nuestros ojos en la Virgen Inmaculada, los bajamos a nosotros mismos, ¡cuán diferentes nos encontramos a nuestra Madre! «¡Nacemos pecadores, vivimos en el crimen y estamos expuestos a morir en el pecado! Pero Vos, Virgen Santa, vendréis en nuestra ayuda: no dejaréis perecer a vuestros hijos». El que recurre a María no puede perecer: es el fundamento de toda esperanza (San Bernardo).
La devoción a la Inmaculada Concepción
Orad por las Congregaciones de la Santísima Virgen
ORACIÓN
Oh Dios que, por la Inmaculada Concepción de la Virgen, habéis preparado un santuario digno para vuestro Hijo, dignaos, después de haberlo preservado de toda mancha en previsión de la muerte de este mismo Hijo, concedernos a nosotros, por su intercesión, la gracia de llegar hasta Vos, purificados de toda mancha. Por J. C. N. S. Amén.
Tomado: de Meditaciones del P. Grosez