SAN ISIDORO DE SEVILLA
Obispo, confesor y doctor de la Iglesia
Ya la segur está aplicada a la raíz de los árboles,
y todo árbol que no produce buen fruto
será cortado y echado al fuego.
(Mateo 3, 10)
San Isidoro, sucesor de san Leandro, su hermano, en la sede arzobispal de Sevilla, fue el personaje más ilustre de la Iglesia de España y el alma y nervio de lo que se hizo en su tiempo para mantener la fe y las buenas costumbres. Sintiendo próximo su fin, se hizo conducir a la iglesia por dos obispos, uno de los cuales cubriolo con un cilicio, poniéndole el otro ceniza en la cabeza. Elevando, entonces, sus ojos al cielo, pidió perdón a Dios por sus pecados; y después de haber recibido el Santo Viático, se encomendó a la oración de los asistentes, perdonó a sus deudores lo que le debían e hizo distribuir entre los pobres el dinero que le quedaba. Murió el 4 de abril del año 636, después de 37 años de laborioso episcopado, y fue enterrado en la catedral de Sevilla entre su hermano san Leandro y su hermana santa Florentina.
MEDITACIÓN SOBRE LA OCIOSIDAD
I. Huye de la ociosidad como de la madre de todos los vicios; mantente siempre ocupado en los deberes de tu profesión u oficio. Si no sabes en qué emplear tu tiempo, nunca te faltarán la oración y la lectura de los buenos libros. ¡El tiempo es muy precioso, la vida muy corta! ¡Ah!, ¡qué no harían los condenados por tener un momento de este tiempo que tú pierdes y con el cual podrías ganar una corona inmortal! ¡Día vendrá en que desearás tener todavía algunas horas para ocuparte de tu salvación y esas horas te serán negadas! Aprovecha el tiempo que tienes ahora.
II. ¿En qué pasas tu vida? ¿No es verdad que con frecuencia no haces nada? ¡Cuidado! Dios te pedirá cuenta de todo el tiempo perdido. ¡Cuántas ocupaciones inútiles te impiden trabajar en tu salvación! Pero lo más lastimoso es que cometes el mal que debieras evitar; no imites la conducta de los pecadores. ¿Cuánto tiempo consagras a Dios? ¿Cuánto tiempo sacrificas al mundo y a los placeres?
III. Mide tu tiempo y distribúyelo entre los intereses de tu alma y los de tu cuerpo. ¿Es justo dar todo a uno y nada a la otra, todo al mundo y nada a Dios? Si sigues mi consejo, tus días discurrirán santa y agradablemente. Trabaja siempre por Dios y en presencia de Dios; así tu trabajo será una oración continua y te ahorrará muchas tentaciones. Haz siempre algo, a fin de que el demonio siempre te encuentre ocupado (San Jerónimo).
La perseverancia en la vocación
Orad por la perseverancia de los justos
ORACIÓN
Oh Dios, que habéis instruido a vuestro pueblo con las verdades de la salvación por ministerio del bienaventurado Isidoro, haced, os lo suplicamos, que después de haberlo tenido en la tierra por doctor y guía, lo tengamos por intercesor en el cielo. Por J. C. N. S. Amén.
Tomado: de Meditaciones del P. Grosez