26 de octubre: SAN EVARISTO

Meditaciones

SAN EVARISTO

Papa y mártir

Cuando hubiereis hecho todo lo que se os ha mandado, decid:
Siervos inútiles somos; lo que hemos debido hacer, eso hicimos.
(Lucas 17, 10)

San Evaristo, cuarto sucesor de san Pedro, gobernó la Iglesia durante cerca de ocho años. Se refiere que era hijo de un judío de Belén. Murió hacia el año 107 y recibió sepultura en el Vaticano, junto a san Pedro.

MEDITACIÓN: EL CRISTIANO DE NADA DEBE ENVANECERSE

I. No te gloríes ni de las riquezas ni de los honores, porque ellos no te hacen más virtuoso y con mucha frecuencia contribuyen a hacerte más malo. No te enorgullezcas de tus cualidades naturales, de tu nobleza, de tu belleza, de tu inteligencia. ¿Qué tienes tú que no hayas recibido de Dios y sin mérito alguno de tu parte? La muerte te arrebatará todos esos bienes; no mirará Dios sino las buenas obras que hayas practicado y el buen uso que hayas hecho de los talentos que Él te ha deparado.

II. Ninguna razón tienes para estar orgulloso de tu ciencia. ¿Qué sabrías tú si Dios no te hubiese dado la inteligencia? Mucho aprendiste con tus trabajos y vigilias; sabe, sin embargo, que ignoras infinitamente más de lo que sabes, y humíllate: ¡el menor de los demonios es más sabio que tú! La más hermosa de todas las ciencias es el conocimiento de tu nada. La humildad es la fuente y el principio de la filosofía más sublime (San Crisóstomo).

III. Guárdate de enorgullecerte de las gracias que hayas recibido o de las virtudes que hayas adquirido. El que se gloría de su virtud no es virtuoso, pues la humildad es el fundamento de todas las virtudes. Imita pues a los santos, no para atraerte alabanzas, sino para cumplir tu deber. En fin, conoce tu bajeza, tu malicia y tus pecados, y serás humilde. Toda la humildad consiste en conocerse a sí mismo (San Agustín).

La humildad
Orad por el Colegio de Cardenales

ORACIÓN

Pastor eterno, considerad con benevolencia a vuestro rebaño y guardadlo con protección constante por vuestro bienaventurado mártir y Soberano Pontífice Evaristo, a quien constituisteis pastor de toda la Iglesia. Por J. C. N. S. Amén.

Tomado: de Meditaciones del P. Grosez

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