SAN LINO
Papa y mártir
Los enemigos del hombre
serán las personas de su misma casa.
(Mateo 10, 36)
San Lino, sucesor inmediato de san Pedro, tenía una fe tan viva que echaba a los demonios y resucitaba a los muertos. Expidió un decreto ordenando que las mujeres llevasen velo en la iglesia. Su constancia en la fe le valió el título de mártir. Murió hacia el año 78.
MEDITACIÓN SOBRE TRES CLASES DE ENEMIGOS DEL HOMBRE
I. El hombre tiene enemigos invisibles: son los demonios. Por medio de sus sugestiones malas se esfuerzan por arrastrarlo a su pérdida eterna. Sírvanse del atractivo del oro y de los placeres, de la pompa, de los honores, en una palabra, de las creaturas para inclinarnos al mal. ¡Cuántas veces habría ya caído yo en las redes de este espíritu maligno si mi ángel bueno no hubiese desviado mis pasos de ellas! ¿Le he agradecido este beneficio?
II. Nuestros servidores, nuestros parientes y nuestros amigos a menudo son nuestros más crueles enemigos. El amor carnal y desordenado que nos profesan nos hace mayor mal que el odio de los demonios. Ellos se oponen a los designios de Dios sobre mí, y sus caricias a menudo tienen más poder para apartarnos del bien y empujarnos al mal que las amenazas y los suplicios de los tiranos. ¿Parientes crueles, amigos infieles, por qué queréis la pérdida de aquellos a quienes amáis? ¡La perfidia ajena nos ha perdido, nuestros parientes nos han dado muerte! (San Cipriano).
III. Tú mismo eres el más cruel de tus enemigos. Tu cuerpo hace guerra a tu espíritu, tu espíritu la debe hacer a tu cuerpo. Tu cuerpo quiere gozar de los placeres y de los bienes de esta vida y tu alma suspira por los bienes de la eternidad. Este combate debe durar mientras dure la vida. Cuídate de ti y no te engañes: la concupiscencia morirá sólo cuando mueras tú, y es preciso combatirla siempre. La concupiscencia puede ser debilitada en esta vida, no puede ser destruida (San Agustín).
La fortaleza
Orad por las vírgenes
ORACIÓN
Pastor eterno, considerad con benevolencia a vuestro rebaño, y guardadlo con protección constante por vuestro bienaventurado mártir y Soberano pontífice Lino, a quien constituisteis pastor de toda la Iglesia. Por J. C. N. S. Amén.
Tomado: de Meditaciones del P. Grosez