SAN NICASIO
Obispo y mártir
Este pueblo me honra con sus labios,
pero su corazón está lejos de mí.
(Mateo 15, 8)
San Nicasio era arzobispo de Reims cuando esta ciudad fue pillada por los bárbaros. El santo se retiró a una iglesia con su hermana Eutropia a fin de morir al pie de los altares como víctima de Jesucristo. Los soldados lo decapitaron en el momento en que pronunciaba estas palabras de David: Mi alma se adhirió al suelo; y cuando se le hubo separado la cabeza del tronco, terminó el versículo: Señor, vivifícame según tu palabra.
MEDITACIÓN SOBRE LA ORACIÓN VOCAL
I. Las oraciones vocales son muy agradables a Dios; Él mismo enseñó a sus apóstoles la oración dominical y quiso que nosotros la recitáramos. La oración vocal es útil a los que comienzan a practicar la virtud, como a los que han avanzado ya en el camino de la perfección. ¿Qué oraciones vocales rezas tú? Ordena tus prácticas de devoción y sé fiel y constante en lo que hayas determinado.
II. Dios se quejaba por boca del profeta Isaías de que su pueblo lo honrase con los labios mientras su corazón estaba alejado de Él; ¿no podría quejarse de lo mismo respecto de ti? San Agustín lloraba de ternura oyendo cantar los salmos de David; y tú, ¿cómo asistes a los oficios divinos? Acuérdate que, si quieres que Dios escuche tus plegarias, debes obedecer sus inspiraciones. ¿Con qué derecho nos quejamos de no ser escuchados por Dios, cuando nosotros no lo escuchamos a Él? (Salviano).
III. Dios prefiere un Padre Nuestro piadosamente recitado a largas oraciones rezadas a prisa y sin atención. Pesa cada una de las palabras de esta oración que Jesús mismo ha compuesto; haz lo mismo con todas aquéllas que recitas. ¡Qué honor me hacéis, Señor, permitiéndome que os hable en todo tiempo y en todo lugar! Pero ¡qué vergüenza para mí ver que lo hago con tan poco respeto! ¿Cómo estaría Dios contigo, si tú no estás contigo mismo? ¿Si tú no te oyes, cómo te oirá Dios?
El amor a la oración
Orad por el aumento de la devoción
ORACIÓN
Oh Dios, que todos los años nos proporcionáis un nuevo motivo de gozo con la solemnidad del bienaventurado Nicasio, vuestro pontífice mártir, haced que al mismo tiempo que celebramos su nacimiento al cielo, experimentemos los efectos de su protección. Por J. C. N. S. Amén.
Tomado: de Meditaciones del P. Grosez