13 de noviembre: San Estanislao de Kostka

San Estanislao de Kostka
San Estanislao de Kostka

13 de noviembre

San Estanislao de Kostka, confesor

(† 1568)

El seráfico joven san Estanislao de Kostka fue hijo de padres nobles, y señores de una de las más ilustres casas de Polonia. Luego que tuvo conocimiento de Dios, sintióse inclinado a amarle; y confesaba después él mismo, que el primer uso de su razón fue ofrecerse al Señor.

Era en extremo hermoso, y de tan angelical pureza, que bastó para causarle un desmayo una palabra algo libre que se dijo en su presencia. Gustaba de vestir sencillamente, aborrecía el juego, huía las conversaciones peligrosas, y estaba siempre ocupado en el estudio o en la oración.

Hasta la edad de catorce años estudió en casa de sus padres, teniendo por ayo y maestro a Juan Bilinski, más tarde canónigo de la iglesia de Plock. Pasó después a Viena de Austria a un seminario de nobles gobernado por padres de la Compañía de Jesús, y allí estudió con un hermano suyo llamado Pablo, el cual era de pensamientos y costumbres muy contrarios a los de Estanislao.

Por haberse cerrado aquel seminario, los dos hermanos se hospedaron en la casa de un hereje luterano, lo cual fue ocasión a Pablo, de mayor libertad, y a Estanislao, de ser blanco de las iras de su hermano, que le miraba como censor importuno de sus liviandades: y así le sonrojaba en cualesquiera ocasiones, hacía mofa de sus prácticas piadosas, llamábale de necio y mentecato; y llevó su enojo hasta poner en él las manos con extremado rigor.

Estos malos tratamientos, unidos con la aspereza de su vida penitente, le acarrearon una enfermedad mortal. Pidió en vano el santo mancebo los Sacramentos; y como se los negasen, recibió el santísimo Viático que los ángeles le trajeron del cielo: y apareciéndosele la Virgen santísima, le puso en los brazos el divino Niño, y le mandó que entrase en la Compañía de Jesús.

Con estos soberanos favores y regalos se sintió repentinamente sano y convalecido. Estorbándole la entrada en la Compañía el temor de su padre, vistióse un hábito de peregrino y huyó a pie, y pidiendo limosna, con intento de no parar hasta lograr lo que tanto deseaba. Llegando finalmente a Roma, fue recibido en la Compañía por san Francisco de Borja.

Diez meses vivió en el noviciado, hecho un serafín de amor divino. Se arrobaba con frecuentes éxtasis, tenía el rostro siempre encendido, y a veces resplandeciente, los ojos llenos de tiernas lágrimas: y eran tales los ardores de su pecho, que aun en el rigor del invierno, había de templarlos con paños empapados en agua fría. Así, pues, consumido más del amor que de la calentura, murió el día de la Asunción de la Virgen, a quien tenía una devoción tierna y filial, y fue a contemplar el soberano triunfo de su divina Madre en los cielos, habiendo vivido en la tierra solo diez y ocho años.

Reflexión: Encanto de los hombres y embeleso de los ángeles fue Estanislao durante los cortos años de su vida mortal. Por su encendida caridad, mejor le juzgaríamos ardoroso Serafín, que mero ser humano. Alma soberanamente grande, aunque encerrada en cuerpo pequeño, así supo aspirar a lo infinito, que despreció todo lo finito, repitiendo una y otra vez a la vista de los más seductores bienes de la tierra: Para mayores cosas nací.

Oración: Oh Dios, que, entre otros milagros de tu sabiduría, conferiste la gracia de una santidad madura aun a la tierna edad; rogámoste nos concedas, que, resarciendo con santas obras el mal empleo del tiempo pasado, a ejemplo de san Estanislao nos apresuremos a entrar en el eterno descanso. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

 

(P. Francisco De Paula Morell, S. J., Flos Sanctorum)

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