DOMÍNICA XVII DESPUÉS DE PENTECOSTÉS
Doble
(ornamentos verdes)
Acuérdate Señor de tu alianza y no tengas
perpetuamente en el olvido a tus pobres criaturas.
(Salmos LXIII, 20)
Epístola
Os exhorto, pues, yo, preso por el Señor, a que viváis de una manera digna de la vocación con que habéis sido llamados, con toda humildad, mansedumbre y paciencia, soportándoos unos a otros por amor, poniendo empeño en conservar la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo Cuerpo y un solo Espíritu, como una es la esperanza a que habéis sido llamados. Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, por todos y en todos.
Eph IV.1-6
Evangelio
En aquel tiempo: Se acercaron a Jesús los fariseos y uno de ellos, Doctor de la Ley, le preguntó con ánimo de ponerle a prueba: “Maestro, ¿cuál es el mandamiento mayor de la Ley?”. Él le dijo: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas”. Estando aún reunidos los fariseos, Jesús les propuso esta cuestión: “¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quién es hijo?”. Dijéronle “de David”. Replicó Él “¿Cómo, entonces, David (inspirado), por el Espíritu, lo llama ‘Señor’, cuando dice: ‘El Señor dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos bajo tus pies’? Si David lo llama ‘Señor’, ¿cómo es su hijo?”. Y nadie pudo responderle nada, y desde ese día nadie osó más proponerle cuestiones.
Mateo XXII, 34-46
Visto en: Santo Evangelio del Día (https://santoevangeliodia.blogspot.com/)