CONMEMORACIÓN DE SAN PABLO
Apóstol y mártir
Doble mayor
(ornamentos encarnados)
He peleado el buen combate, he terminado la carrera, he guardado la fe.
No me queda sino esperar la corona de justicia que me está reservada,
y que el Señor, justo Juez, me dará en el gran día,
a mí y a todos los que aman su venida.
(2 Timoteo 4, 7-8)
Epístola
Hermanos: Os hago saber, hermanos, que el Evangelio predicado por mí no es de hombre, pues yo no lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo. Habéis ciertamente oído hablar de cómo yo en otro tiempo vivía en el judaísmo, de cómo perseguía sobremanera a la Iglesia de Dios y la devastaba, y aventajaba en el judaísmo a muchos coetáneos míos de mi nación, siendo en extremo celoso de las tradiciones de mis padres. Pero cuando plugo al que me eligió desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia, para revelar en mí a su Hijo, a fin de que yo le predicase entre los gentiles, desde aquel instante no consulté más con carne y sangre; ni subí a Jerusalén, a los que eran apóstoles antes que yo; sino que me fui a Arabia, de donde volví otra vez a Damasco. Después, al cabo de tres años, subí a Jerusalén para conversar con Cefas, y estuve con él quince días. Mas no vi a ningún otro de los apóstoles, fuera de Santiago, el hermano del Señor. He aquí delante de Dios que no miento en lo que os escribo.
Gal. I, 11-20
Evangelio
En aquel tiempo: Dijo Jesús a sus discípulos: Mirad que Yo os envío como ovejas en medio de lobos. Sed, pues, prudentes como las serpientes, y sencillos como las palomas. Guardaos de los hombres, porque os entregarán a los sanedrines y os azotarán en sus sinagogas, y por causa de Mí seréis llevados ante gobernadores y reyes, en testimonio para ellos y para las naciones. Mas cuando os entregaren, no os preocupéis de cómo o qué hablareis. Lo que habéis de decir os será dado en aquella misma hora. Porque no sois vosotros los que habláis, sino que el Espíritu de vuestro Padre es quien, habla en vosotros. Y entregará a la muerte hermano a hermano y padre a hijo; y se levantarán hijos contra padres y los harán morir. Y seréis odiados de todos por causa de mi nombre; pero el que perseverare hasta el fin, ese será salvo.
Mateo X, 16-22
Visto en: Santo Evangelio del Día (https://santoevangeliodia.blogspot.com/)