VIERNES DE LA OCTAVA DE PASCUA
Semidoble de primera clase
(ornamentos blancos)
“Este es el día que hizo el Señor:
regocijémonos en él y alegrémonos”.
(Salmos CXVII, 24)
Epístola
Carísimos: Cristo murió una vez por los pecados, el Justo por los injustos, a fin de llevarnos a Dios. Fue muerto en la carne, pero llamado a la vida por el Espíritu, en el cual fue también a predicar a los espíritus encarcelados, que una vez fueron rebeldes cuando los esperaba la longanimidad de Dios en los días de Noé, mientras se construía el arca, en la cual algunos pocos, a saber, ocho personas, fueron salvados a través del agua; cuyo antitipo, el bautismo –que consiste, no en la eliminación de la inmundicia de la carne, sino en la demanda a Dios de una buena conciencia– os salva ahora también a vosotros por la resurrección de Jesucristo, el cual subió al cielo y está a la diestra de Dios, hallándose sujetos a Él ángeles, autoridades y poderes.
I Pedro III, 18-22
Evangelio
En aquel tiempo: Los once discípulos fueron, pues, a Galilea, al monte donde les había ordenado Jesús. Y al verlo lo adoraron; algunos, sin embargo, dudaron. Y llegándose Jesús les habló, diciendo: “Todo poder me ha sido dado en el cielo y sobre la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a conservar todo cuanto os he mandado. Y mirad que Yo con vosotros estoy todos los días, hasta la consumación del siglo”.
Mateo XXVIII, 16-20
Visto en: Santo Evangelio del Día (https://santoevangeliodia.blogspot.com/)