OCTAVA DE LA SOLEMNIDAD DE SAN JOSÉ
Doble mayor
(ornamentos blancos)
“El Señor es nuestro amparo y nuestro
protector en él se gozará nuestro corazón”
(Salmo XXXII 20)
Lección
Retoño fecundo es José, retoño de árbol fértil, al borde de una fuente; sus vástagos pasan el muro. Le causan amarguras, le asaetean, le hostigan los flecheros, más su arco queda fuerte, y los brazos de sus manos son ágiles, por la ayuda del Fuerte de Jacob, por el Nombre del Pastor, la Roca de Israel. El Dios de tu padre te ayudará, y el Todopoderoso te bendecirá con bendiciones celestiales de lo alto, bendiciones del abismo que yace abajo, bendiciones de los pechos y del seno. Las bendiciones de tu padre superan a las bendiciones de los montes eternos, y los tesoros de los collados perennes. ¡Vengan ellas sobre la cabeza de José, sobre el vértice del príncipe entre sus hermanos!
Génesis XLIX, 22-26
Evangelio
En aquel tiempo: Cuando se presentaba a bautizarse toda la gente, y habiendo sido bautizado también Jesús, y estando Éste orando, se abrió el cielo, y el Espíritu Santo descendió sobre Él, en figura corporal, como una paloma, y una voz vino del cielo: “Tú eres mi Hijo, el Amado; en Ti me recreo”. Y el mismo Jesús era, en su iniciación, como de treinta años, siendo hijo, mientras se creía de José, de Helí.
Lucas III, 21-23
Visto en: Santo Evangelio del Día (https://santoevangeliodia.blogspot.com/)