LUNES SANTO
Simple
(ornamentos morados)
“Líbrame de mis enemigos, Señor, a ti me he acogido,
enséñame a cumplir tu voluntad porque tú eres mi Dios”.
(Salmos CXLII, 9-10)
Lección
En aquellos días: El Señor Dios, me ha abierto el oído; y no fui rebelde, ni me volví atrás. Entregué mi espalda a los que me herían, y mis mejillas a los que me mesaban la barba; no escondí mi rostro ante los que me escarnecían y escupían. Pues, el Señor, es mi auxiliador; por eso no he sido confundido; y así he hecho mi rostro como pedernal, y sé que no quedaré avergonzado. Cerca está el que me justifica. ¿Quién quiere contender conmigo? ¡Presentémonos juntos! ¿Quién es mi adversario? ¡Comparezca ante mí! He aquí que el Señor es mi auxiliador. ¿Quién podrá condenarme? He aquí que todos ellos serán consumidos como un vestido; la polilla los devorará. Quien de vosotros es temeroso del Señor, oiga la voz de su siervo. Quien anda en tinieblas y no tiene luz, ¡confíe en el nombre del Señor, y apóyese en su Dios!
Isaías L, 5-10
Evangelio
En aquel tiempo: Seis días antes de la Pascua, vino Jesús a Betania donde estaba Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Le dieron allí una cena: Marta servía y Lázaro era uno de los que estaban a la mesa con Él. Entonces María tomó una libra de ungüento de nardo puro de gran precio ungió con él los pies de Jesús y los enjugó con sus cabellos, y el olor del ungüento llenó toda la casa. Judas el Iscariote, uno de mis discípulos, el que había de entregarlo, dijo: “¿Por qué no se vendió este ungüento en trescientos denarios, y se dio para los pobres?”. No dijo esto porque se cuidase de los pobres, sino porque era ladrón; y como él tenía la bolsa, sustraía lo que se echaba en ella. Mas Jesús dijo: “Déjala, que para el día de mi sepultura lo guardaba. Porque a los pobres los tenéis siempre con vosotros, mas a Mí no siempre me tenéis”. Entre tanto una gran multitud de judíos supieron que Él estaba allí, y vinieron, no por Jesús solo, sino también para ver a Lázaro, a quien Él había resucitado de entre los muertos.
Juan XII, 1-9
Visto en: Santo Evangelio del Día (https://santoevangeliodia.blogspot.com/)