JUEVES DESPUÉS DE LA DOMÍNICA I DE CUARESMA
Simple
(ornamentos morados)
“A tu presencia se falle mi causa;
tus ojos vean la equidad.”
(Salmos XVI, 12)
Epístola
En aquellos días: Me llegó la palabra del Señor, que dijo: “¿Por qué vosotros que sabéis hablar en proverbios aplicáis al país de Israel este refrán: ‘Los padres comieron el agraz, y los hijos sufren la dentera?’” Por mi vida, dice, el Señor, que no tendréis más necesidad de decir este refrán en Israel. He aquí que todas las almas son mías; mías son el alma del padre como el alma del hijo, mas el alma que pecare, ésa morirá. Si un hombre es justo y vive según derecho y justicia; si no banquetea en los montes ni alza sus ojos a los ídolos de la casa de Israel; si no mancha a la mujer de su prójimo ni se acerca a mujer durante su impureza; si no oprime a nadie y devuelve al deudor la prenda; si no roba nada; si parte su pan con el hambriento y cubre al desnudo con vestido; si no presta a usura ni acepta interés; si retira su mano de lo que es malo y juzga entre hombre y hombre según la verdad; si sigue mis preceptos y guarda mis juicios para obrar rectamente; ese tal es justo, ése vivirá, dice, el Señor.
Ezequiel XVIII, 1-9
Evangelio
En aquel tiempo: Partiendo de este lugar, se retiró Jesús a la región de Tiro y de Sidón. Y he ahí que una mujer cananea venida de ese territorio dio voces diciendo: “¡Ten piedad de mí, Señor, Hijo de David! Mi hija está atormentada por un demonio”. Pero Él no le respondió nada. Entonces los discípulos, acercándose, le rogaron: “Despídela, porque nos persigue con sus gritos”. Mas Él respondió y dijo: “No he sido enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel”. Ella, no obstante, vino a prosternarse delante de Él y dijo: “¡Señor, socórreme!” Mas Él respondió: “No está bien tomar el pan de los hijos para echarlo a los perros”. Y ella dijo: “Sí, Señor, pero los perritos también comen las migajas que caen de la mesa de sus dueños”. Entonces Jesús respondiendo le dijo: “Oh mujer, grande es tu fe; hágasete como quieres”. Y su hija quedó sana, desde aquel momento.
Mateo XV, 21-28
Visto en: Santo Evangelio del Día (https://santoevangeliodia.blogspot.com/)