Martirologio romano
En Roma, junto a la fuente siempre manante, el triunfo de los santos mártires Zenón y otros diez mil doscientos tres.
En Gortina de Creta, san Cirilo, obispo, que en la persecución de Decio, por orden del presidente Lucio, fue arrojado a la hoguera, pero quemados solamente los cordeles y saliendo él ileso del fuego, asombrado con tal milagro el juez, le dejó libre; mas, volviendo el santo a predicar con el mismo valor y ánimo la fe de Cristo, fue por el mismo juez preso y degollado.
En Briela de Holanda, el triunfo de diecinueve mártires llamados Gorcomienses; de ellos, nueve sacerdotes y dos legos, eran frailes menores, cuatro presbíteros seculares, dos premonstratenses, un canónigo regular de san Agustín y un dominico. Todos ellos, por defender la autoridad de la Iglesia Romana y la presencia real de Cristo en la Eucaristía, después de padecer de parte de los herejes calvinistas muchos tormentos e injurias, finalmente colgados de una viga y estrechada con un lazo la garganta, consumaron su combate. El papa Pío IX los puso en el número de los santos mártires.
En la ciudad de Tora, junto al lago Velino, el suplicio de los santos Anatolia y Audaz, en tiempo del emperador Decio. Anatolia, virgen de Cristo, después de curar milagrosamente de varias enfermedades a muchos por toda la provincia de la Marca de Ancona y convertirlos a Cristo, fue por orden del juez Faustiniano, de muchas maneras atormentada, y con no recibir daño de una serpiente que la echaron, hizo cristiano a Audaz; por fin, extendidas las manos en oración, fue atravesada con una espada. También Audaz, detenido en la cárcel, fue inmediatamente con la pena de muerte coronado.
En Alejandría, los santos mártires Patermucio, Copretes y Alejandro, que fueron muertos en el imperio de Juliano Apóstata.
En Mártula de Umbría, san Briccio, obispo y confesor, el cual, de orden del juez Marciano, padeció mucho por la confesión del Señor, y habiendo convertido a Cristo una gran multitud del pueblo, confesor descansó en paz.
En Tiferno de Umbría, santa Verónica de Julianis, virgen, natural de Mercatello, ciudad de la diócesis de Urbino, monja de la segunda Orden de san Francisco y abadesa del monasterio de Tiferno; la cual, ilustre por su intenso deseo de padecer y por las demás virtudes y dones celestiales, fue por Gregorio XVI Papa asociada al colegio de las santas vírgenes.
En Auxerre, el fallecimiento de san Fraterno, obispo.
En Mairel Evecan cerca de Poitiers, san Anemondo, abad, discípulo y sucesor de san Juniano.
En Sens, san Heraclio, obispo de dicha ciudad, fundador de la abadía de san Juan Evangelista.
En Tomes, los santos mártires Zenón y Mimías.
En dicho día, san Moch, mártir.
El mismo día también las santas vírgenes y mártires Floriana y Faustina.
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Alabado y glorificado sea Dios eternamente.
Tomado de Cristo ¿Vuelve o no Vuelve? (https://vuelvecristo.blogspot.com/) y de Año Cristiano de Juan Croisset, S. J.