Martirologio romano
En Jerusalén, la Presentación en el Templo de la bienaventurada Virgen María, Madre de Dios.
El mismo día, el tránsito de san Rufo, de quien escribe san Pablo Apóstol a los Romanos.
En Roma, el martirio de los santos Celso y Clemente.
En Reims de Francia, san Alberto, obispo de Lieja y mártir, que por defender la libertad eclesiástica fue asesinado.
En Ostia Tiberina, los santos mártires Demetrio y Honorio.
En España, los santos mártires Honorio, Eutiquio y Esteban.
En Panfilia, san Heliodoro, mártir, en la persecución de Aureliano, siendo presidente Aecio. Después de él sus mismos verdugos, convertidos a la fe, fueron sumergidos en el mar.
En Roma, san Gelasio I, papa, señalado en doctrina y santidad.
En Verona, san Mauro, obispo y confesor.
En el monasterio de Bobio, el tránsito de san Columbano, abad, que fue fundador de muchos monasterios y padre de gran número de monjes, y esclarecido en muchas virtudes, descansó en buena vejez.
En Metz, el venerable Papolo, obispo.
En la diócesis de Laón, san Aubeo, confesor.
En el Limosín, san Livrau, obispo de Embrun.
En Istria, san Mauro, mártir.
En Antioquía, el martirio de san Basileo, de san Auxilio, de san Zafiro y de algunos otros.
Cerca de Arezzo en Toscana, san Juan de Perquiniano, obispo de Ravena, y después solitario.
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Alabado y glorificado sea Dios eternamente.
Tomado de Cristo ¿Vuelve o no Vuelve? (https://vuelvecristo.blogspot.com/) y de Año Cristiano de Juan Croisset, S.J.