Martirologio romano
En Florencia, santa Juliana de Falconieri, virgen, que fue fundadora de las Hermanas de la Orden de Siervos de santa María Virgen, y por el papa Clemente XII fue puesta en el número de las santas vírgenes.
En Milán, los santos mártires Gervasio y Protasio, hermanos; al primero mandó el juez Astasio que le azotaran con cordeles emplomados hasta expirar; al otro, después de apaleado, que le cortaran la cabeza. Sus cuerpos hallolos por divina revelación san Ambrosio, bañados en sangre y tan incorruptos como si en aquel mismo día hubiesen sido martirizados. En su traslación recobró vista un ciego al contacto del féretro y muchos endemoniados se vieron libres.
En el monasterio de Val di Castro, en el Piceno, el tránsito de san Romualdo de Ravena, anacoreta y padre de los monjes Camaldulenses, que reformó en Italia la disciplina eremítica, a la sazón relajada, y la propagó maravillosamente. Su fiesta se conmemora el día 7 de febrero, en que sus sagradas reliquias fueron trasladadas a Fabriano.
En Arezo de Toscana, los santos mártires Gaudencio, obispo, y Culmacio, diácono, que en tiempo de Valentiniano fueron muertos por el furor de los gentiles.
El mismo día, san Bonifacio, obispo y mártir, discípulo de san Romualdo. Enviado por el romano pontífice Gregorio V a predicar el Evangelio en Rusia, pasó ileso por el fuego y bautizó al rey con su gente; por lo cual, enfurecido el hermano del rey, le quitó la vida, y así recibió la deseada corona del martirio.
En Ravena, san Ursicino, mártir, el cual, después de muchos tormentos, perseverando constante en la confesión del Señor, por sentencia del juez Paulino, consumó el martirio, siendo decapitado.
En Sozópolis de Pisidia, san Zósimo, mártir, que en la persecución de Trajano, al cabo de acerbos suplicios, degollado por orden del presidente Domiciano, pasó victorioso al Señor.
En el Mans, san Inocencio, obispo.
En el país de los Vosgos, san Die, obispo de Nevers.
En Fecan, santa Hildemarca, abadesa de dicho lugar.
En la abadía de Anschin en los Países Bajos, el venerable Odón, natural de Orleans, primer abad de San Martín de Turnay, luego obispo de Cambrai, célebre por sus escritos y paciencia.
En Roma, los santos mártires Honorio, Evodio y Pedro, enterrados en el Campo Verano.
En Nápoles, san Fortunato, obispo.
En el cabo de Istria cerca del golfo veneciano, san Nazario, obispo.
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Alabado y glorificado sea Dios eternamente.
Tomado de Cristo ¿Vuelve o no Vuelve? (https://vuelvecristo.blogspot.com/) y de Año Cristiano de Juan Croisset, S. J.