Martirologio romano
En Palestrina, el triunfo de san Agapito, mártir, que, siendo de quince años y ardiendo en el amor de Cristo, de orden del emperador Aureliano fue preso y azotado primero largamente con crudos nervios; después, por mandado del prefecto Antíoco, padeció más graves suplicios; y últimamente, de orden del mismo emperador, arrojado a los leones y saliendo ileso, fue atravesado por la espada del verdugo para ser coronado.
En Roma, san Juan y san Crispo, presbíteros, que, en la persecución de Diocleciano, sepultaron con grandísima piedad muchos cuerpos de santos, de cuyos méritos hechos ellos también partícipes, se granjearon los goces de la vida eterna.
En Roma igualmente, san Hermas, san Serapión y san Polieno, mártires,que, arrastrados por entre angosturas y ásperos peñascos, entregaron a Dios sus almas.
En la Iliria, san Floro y san Lauro, canteros de profesión, mártires, los cuales, en tiempo del presidente Licinio, después del martirio de sus maestros Próculo y Máximo, ambos, al cabo de muchos tormentos, fueron sumergidos en un pozo profundo.
En Mira de Licia, san León y santa Juliana, mártires.
En Metz de Francia, san Fermín, obispo y confesor.
En Roma, en la vía Lavicana, santa Elena, madre del religiosísimo emperador Constantino el Grande, el primero que dio a los demás príncipes ejemplo de defender y amplificar la Iglesia.
En Monte Falco de Umbría, santa Clara, virgen, religiosa de la orden de los Eremitas de San Agustín, en cuyo corazón se veneran con la mayor devoción los misterios renovados de la pasión de Nuestro Señor.
En Poitiers, san Agon, obispo de otra silla. Había en aquella ciudad una iglesia de su nombre.
En París, la recepción de la santa Corona de espinas de Nuestro Señor.
Cerca de Utica en África, el natalicio de los trescientos mártires conocidos con el nombre de la Masa Cándida.
En el Ponto, san Pontimo, santa Heliena y santa Marciana, vírgenes, santa Pilencia y santa Lancia, todos mártires, mencionados en el martirologio de san Jerónimo.
En Pérgamo, san Proyecticio, diácono, mártir.
En Irlanda, san Dageo, fundidor de campanas y luego obispo de Iniscoindega en Ultonia.
Tomado de Cristo ¿Vuelve o no Vuelve? (https://vuelvecristo.blogspot.com/) y Año Cristiano de Juan Croisset, S.J.