Martirologio romano
En la provincia de Narbona, san Egidio (san Gil), abad y confesor, cuyo nombre tomó el pueblo que después se formó en el lugar donde él había levantado un monasterio y acabado el curso de su vida mortal.
En Sentiano, en los confines de la Pulla, el suplicio de san Donato y san Félix, mártires, hijos de los santos Bonifacio y Tecla, los cuales, imperando Maximiano, de orden del juez Valeriano, después de otros tormentos, fueron degollados en este día; en el cual se celebra también la fiesta de los otros diez hermanos suyos, cuyo martirio se conmemora en sus días respectivos. Los cuerpos de estos doce hermanos fueron más tarde trasladados a Benevento y allí sé guardan honoríficamente.
En Palestina, san Josué y san Gedeón.
En Jerusalén, santa Ana, profetisa, cuya santidad consta del Evangelio.
En Heraclea de Tracia, san Anmón, diácono, y cuarenta santas vírgenes que él instruyó en la fe, y en tiempo del tirano Licinio condujo consigo a la gloria del martirio.
En España, san Vicente y san Leto, mártires.
En Populonia de Toscana (hoy Piombino), san Régulo, mártir, que venido de África consumó allí el martirio, reinando Totila.
En Capua, san Prisco Segundo, obispo, que fue uno de aquellos sacerdotes que, en la persecución de los vándalos, diversamente atormentados por la fe católica, y metidos en una nave vieja, aportaron desde África a las riberas de Campania, y esparciéndose por aquel país, y puestos al frente de varias Iglesias, propagaron maravillosamente la religión cristiana. Sus Compañeros se llamaban san Castrense, cuyo tránsito se celebra el día 11 de febrero; san Jumaro, san Rosio, san Heraclio, san Secundino, san Adjutor, san Marcos, san Augusto, san Elpidio, san Canión y san Vindonio.
En Sens, san Lupo, obispo y confesor, del cual se refiere que, estando en el altar rodeado de su clero, le cayó del cielo en el santo cáliz una piedra preciosa.
En Reims de Francia, san Sixto, que fue el primer obispo de aquella ciudad.
En Mans de Francia, san Victorio, obispo.
En Aquino, san Constancio, obispo, esclarecido con el don de profecía y muchos milagros.
En Aguas Duras, territorio de Constancia en Germania, santa Verena, virgen.
En Todi de Umbría, san Terenliano, obispo y mártir, que, bajo el emperador Adriano y por orden del procónsul Leciano, fue entregado a los tormentos del potro y de los escorpiones; luego le arrancaron la lengua y, por último, le cortaron la cabeza adornándosela de este modo con la corona del martirio.
En Poitiers, san Justino, obispo.
En Amiens, san Fermín, confesor, obispo.
En Berry, san Plaisis, confesor,
En Cesárea de Capadocia, san Longino y san Afrodisio el carcelero, mártires.
Cerca de Ecija en España, el tránsito de la venerable Florentina, hermana de san Leandro y san Isidoro de Sevilla.
En al villa llamada Santo Sepulcro en Italia, san Arcan, eremita.
Tomado de Cristo ¿Vuelve o no Vuelve? (https://vuelvecristo.blogspot.com/) y Año Cristiano de Juan Croisset, S.J.