Martirologio romano
La festividad de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo.
En el monte Hor, la dichosa muerte de san Aarón, primer sacerdote del orden levítico.
En Viena de Francia, san Martín, obispo, discípulo de los apóstoles.
En Sinuesa de Campania, los santos mártires Casto y Secundino, obispos.
En la Gran Bretaña, los santos mártires Julio y Aarón, los cuales, en la persecución del emperador Diocleciano, padecieron después de san Albano. En aquel tiempo, muchísimos, atormentados en aquella región de mil maneras y cruelmente despedazados, terminado el combate, llegaron a los gozos de la ciudad celestial.
En Auvernia de Francia, san Galo, obispo.
En territorio de Lyon, la feliz muerte de san Domiciano, abad, el primero que en aquellas tierras vivió vida eremítica, y habiendo juntado allí gran número de personas dedicadas al servicio de Dios, muy esclarecido en grandes virtudes y gloriosos milagros, descansó en santa ancianidad.
En Angulema de Francia, san Eparquio, abad.
En territorio de Reims, san Teodorico, presbítero, que fue discípulo de san Remigio Obispo.
En Emesa de Fenicia, san Simeón, confesor, llamado el Salo, porque se hizo el necio por Cristo; pero Dios declaró con grandes milagros su profunda sabiduría.
En Malinas, el suplicio de san Romboldo, mártir, hijo de un rey de los scotos de Irlanda y obispo de Dublín.
En Viena, san Tibaldo, ermitaño, que fue canonizado por Alejandro III.
En el país de Retz de Bretaña, san Lupiano, que murió la semana misma de su buatizo.
En Maine, san Hilario de Oise, confesor.
En dicho lugar, san Calais, abad del celebérrimo monasterio de que fue fundador.
En Ruerga, san Florez, confesor.
En Bretaña, san Leonoro, obispo, discípulo de san Ilfut, que había sido instruido por san Germán de París.
En Motte-Merion cerca de Saint-Didier, diócesis de Rennes, san Golvino, obispo de León, luego solitarios.
En Denain, santa Reina, esposa del beato Adelberto, conde de Ostrevant, madre de santa Refroia.
En Mayenza, san Arnuldo, arzobispo, que fue muerto por los vecinos de aquella ciudad.
En Acuello en Castilla, san Simeón, labrador, cuyo cuerpo es venerado en el mismo pueblo, en una capilla de la iglesia de san Jorge.
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Alabado y glorificado sea Dios eternamente.
Tomado de Cristo ¿Vuelve o no Vuelve? (https://vuelvecristo.blogspot.com/) y de Año Cristiano de Juan Croisset, S. J.